Prólogo, traducción y notas de
Luis Fernando Moreno Claros
Valdemar,
Madrid, 2ª ed., 2016.
De mi vida, Nietzsche |
Schopenhauer como educador |
De entre la variedad de textos que se ofrecen al lector —de diversa extensión y diverso calado (algunos son simples esbozos)— destaca la autobiografía que el adolescente Nietzsche escribió al cumplir trece años. Con todo orgullo, el jovencito futuro filósofo denominó a este escrito, titulado De mi vida, su “primer libro”. En él contó su vida desde su nacimiento hasta los primeros años en Naumburg, pequeña ciudad en la que asistió a la escuela pública y donde trabó gran amistad con sus mejores amigos de infancia: Gustav Krug y Wilhelm Pinder. Rememoró también su inagotable interés por la música (Nietzsche era un buen pianista y hasta compositor), así como por la literatura y la poesía. Por esa época escribía poemas cantando a sus héroes de la mitología clásica, germana y escandinava. Esta primera autobiografía de Nietzsche está también disponible en versión para Kindle, acompañada de un prólogo inédito en la edición de papel; por cierto que la última obra autobiográfica de Nietzsche fue ese magnífico libro singularísimo que es Ecce homo.
Se recogen en este volumen de la editorial Valdemar otros dos escritos fundamentales del joven Nietzsche para conocer sus años
de mocedad: “Diario de la escuela de Pforta” y “Mirada retrospectiva a mis dos
años de estudiante en Leipzig”. En el primero, el alumno de la prestigiosa
escuela monacal de Schulpforta escribe sobre su vida cotidiana en la célebre
institución, sobre las actividades lectivas y alguna también en sus tiempos de
recreo, como los baños y las carreras natatorias en el río Saale. En el segundo
de estos textos evocadores, Nietzsche ya es un joven estudiante universitario
en Leipzig. Su amor por el mundo clásico lo animó a estudiar filología griega
bajo el auspicio de su admirado profesor Ritschl.
Sus primeros trabajos filológicos llenaron de esperanza al maestro, y colmaron
de orgullo al alumno. Sin embargo, el camino de Nietzsche no se encauzaría definitivamente
por el camino de la filología: el descubrimiento del genial filósofo Arthur Schopenhauer minó su afán filológico y lo
empujó hacia la filosofía; bien es verdad que ayudado además por el
descubrimiento de los primeros filósofos griegos: los presocráticos.
Hay textos magníficos en el libro como esa
composición escolar del Nietzsche adolescente en la que confiesa su pasión por
un poeta apenas conocido en la época y que tanta similitud tenía en algunos aspectos
de su personalidad con la suya: Friedrich Hölderlin.
Y más textos: esbozos de biografía, algún fragmento de diario, recuerdos de
excursiones y estancias estivales en casa de sus parientes… Fragmentos es
verdad, pero muy valiosos para los estudiosos del filósofo o para personas curiosas
por conocer las raíces vitales de un pensador orgulloso, libre e insobornable
como fue Nietzsche.
Textos ciertamente inocentes que muestran la pureza de una bella alma atraída
desde la niñez por la poesía y la música. Con el tiempo, aquel niño de carácter
sensible y puramente intelectual se transformó en cultísimo rebelde del
espíritu, en un gran creador del pensamiento occidental y uno de sus más
enconados críticos. —Ciudad de Azófar.
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