martes, 9 de diciembre de 2014

Hanns Heinz Ewers: El favorito de Hitler.



Dejo aquí la versión original de la reseña del libro "La araña y otros cuentos macabros y siniestros" que publicó el suplemento cultural "Babelia" de el diario "El  País" el sábado 27 de noviembre de 2014. El libro es extraordinario, los cuentos de verdad macabros, y la traducción muy buena. 


El favorito de Hitler

Hanns Heinz Ewers 
La araña y otros cuentos macabros y sinistros
Traducción de José Rafael Hernández Arias.
Valdemar, Madrid, 2014, 430 páginas, , 95 euros.  

         

Del extraño, polifacético e irresponsable escritor alemán Hanns Heinz Ewers (1871-1943) se cuenta que fue un hombre de vida disoluta. Viajero desaforado y mujeriego empedernido (aunque corrió el bulo de que también era homosexual, pero es dudoso), se cuenta también de él que fue nazi y que Hitler admiraba su novela La mandrágora (1911). La femme fatale que Ewers ideó basándose en la leyenda germánica del nacimiento de un demonio femenino al fecundar a una prostituta con el semen de un ahorcado es un clásico de la literatura de terror.
Durante los años de Weimar, Ewers fue un escritor de éxito (una especie de Stefan Zweig de lo macabro). Hitler le encargó la redacción de una novela sobre el héroe nacionalista HorstWessel; Ewers lo hizo a su modo y no gustó a los Jerarcas nazis. Admirador del individualismo de Stirner, ácrata y mundano, nunca fue antisemita y pronto los nazis repudiaron sus libros por “antialemanes”.
Heinz-Ewers: 1871-1943.
El curtido traductor de este volumen de Valdemar —José Rafael Hernández Arias— nos cuenta esto con detalle en la amena introducción de la colección de relatos macabros que él mismo ha seleccionado. Es la más completa que tenemos en castellano. No falta el célebre relato “La araña” en el que una extraña vecina seduce y conduce a la muerte a los huéspedes masculinos de una humilde pensión. Pero hay otros cuentos deliciosamente macabros y terribles como el que escribió en Granada en 1905: “Salsa de tomate”, esa espeluznante pelea a navajazos de dos hombres semidesnudos que deben emular una pelea de gallos. Cruel y sangriento a más no poder. Le siguen otros no menos lóbregos como “La mamaloi” o “La traición”. 
Ewers disfrutaba con su portentosa y macabra imaginación. Su crueldad ha quedado en el mundo de lo fantástico, en compañía de Poe o Lovecraft; a años luz de las atrocidades reales que los esbirros de las SS cometieron con los judíos. Jamás las hubiera tragado.