lunes, 7 de noviembre de 2022

Byung-Chul Han: Capitalismo y pulsión de muerte

 El último libro de Byung-Chul Han en castellano

 Reseña de Ingrid Arregui Álvarez para "Ciudad de Azófar"



 

Letanías filosóficas

 

 

Capitalismo y pulsión de muerte. Artículos y conversaciones.

Byung-Chul Han

Herder, 2022

160 páginas. 12 euros

 


El último libro traducido en España del filósofo coreano-alemán Byung-Chul Han recoge varios artículos breves en su línea, así como un par de conversaciones fluidas con reputados autores alemanes, tales como Wolfram Eilenberger, Ronald Dücker, Thomas Ostermeier y Florian Borchmeyer.



Capitalismo y pulsión de muerte


             Capitalismo  y pulsión de muerte




Han aborda en este volumen los asuntos a los que nos tiene acostumbrados, por ejemplo la crítica al neoliberalismo y sus nefastas consecuencias, es decir: el debilitamiento progresivo de nuestra capacidad de revolución, el sometimiento voluntario a la autoexplotación en aras de la productividad, la peligrosa apariencia de libertad en que vivimos en el seno de una sociedad cansada y controladora, que ofrece su veneración al dios del dataísmo, etc. Todo ello pinta un panorama muy pesimista. 


Este filósofo, que el verano pasado impartió un curso multitudinario en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander, preguntaba a sus asistentes el porqué de esa comparecencia tan masiva y qué interés podían tener también sus libros en España. Como repuesta, cabe aventurar que Han habla desde lo obvio, desde el sentido común que todos compartimos. Su estilo es sencillo, accesible, y muchos intuyen que tiene razón, al menos en algunos aspectos. Su filosofía sociológica, impregnada de un método fenomenológico actualizado, cala en la sociedad occidental, que gusta de mirarse el ombligo para desentrañar la causa de sus males. Con pinceladas heideggerianas y guiños culturales —antiguos y modernísimos— este profesor de la Universidad de las Artes de Berlín se atreve a hablar de nuestro presente y de nuestras tribulaciones: la proliferación de las enfermedades mentales, los suicidios, las guerras, en suma: la pulsión de muerte por doquier. 


Su mosaico filosófico también se adereza con alusiones personales a su condición peculiar de «refugiado optimista» en Alemania, país al que emigró en su juventud para aprender el idioma y estudiar filosofía, dada su admiración por ese orbe cultural. Este aspecto le ha impregnado de una sensación de extrañamiento ante la realidad cotidiana, lo cual le permite mantener esa curiosidad ingenua del preguntar por lo obvio, y preguntar incansablemente en círculo sobre las mismas cuestiones. Ese ritmo de letanía puede ser un componente más de su éxito editorial. Por cierto, él mismo anunció en Santander un próximo libro en torno a la meditación. ¿Será esa la panacea frente al mundo occidental, cansado, transparente en su inanidad informativa y desaforado en su actividad?

 

                                                              INGRID ARREGUI ÁLVAREZ