miércoles, 20 de noviembre de 2013

Epicuro, filósofo del placer; Lucrecio: "De Rerum Natura"



Fragmento del friso de El Partenón de Atenas
En esta época de basura y mentiras políticas, de cinismo institucionalizado y cuando la Filosofía está a punto de desaparecer de nuestras aulas, necesitamos recordar y elogiar a los grandes filósofos; aquellos personajes que, luchando contra la adversidad de su tiempo, se atrevieron a pensar a lo grande —y sólo quien piensa de este modo es filósofo— por amor a la verdad y la libertad. 

Epicuro fue uno de aquellos personajes; vilipendiado por muchos, elogiado por unos pocos, enseñó el camino de la felicidad mientras animaba a sus amigos y discípulos a liberarse de prejuicios y a que aprendieran a disfrutar del goce de estar vivos. 

El lema del gran Goethe, tan reiterado en la actualidad: "¡Acuérdate de vivir!" participa del mismo anhelo que insuflaba las ideas de Epicuro: ¡vive! Disfruta de los dones que te ha otorgado la naturaleza; no temas al placer y cuando venga el dolor procura aprender de él mientras intentas que pase lo antes posible (Y aquí es imposible no recordar a Nietzsche y sus célebres versos: "El dolor dice: ¡pasa! // Mas todo gozo quiere eternidad, quiere profunda, profunda eternidad!" —últimos versos del poema "¡Hombre! ¡Presta atención!"). 

No malgastemos el tiempo en las cosas que nos son perjudiciales, como los pensamientos atormentadores suscitados por las pasiones desbocadas; mesura y alegría deben constituir la norma, y la serenidad y el goce el propósito y la meta. El bueno de Epicuro escribió mucho, no fue como Sócrates, quien enseñó sin escribir; sin embargo, sus libros se perdieron y sólo se han conservado algunas decenas de fragmentos extraídos de citas de otros autores que lo parafraseaban o se referían a párrafos concretos de sus enseñanzas escritas.