lunes, 20 de noviembre de 2017

"Ética del desorden", de Ignacio Castro Rey // Oleaje filosófico

El suplemento cultural "Babelia" del diario "El País" publicó en su edición del sábado 18 de noviembre de 2017 la reseña del libro Ética del desorden, del filósofo Ignacio Castro Rey con el título: "Filosofía contra un tiempo de urgencia". Dejamos aquí el texto original de la reseña firmada por Luis Fernando Moreno Claros.


Oleaje filosófico




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Al igual que Montaigne en sus Ensayos engarzaba multitud de sentencias de sus autores predilectos —los clásicos de la Antigüedad— como apoyo e ilustración de sus reflexiones, también Ignacio Castro Rey (Santiago, 1952) plaga de agudas citas literarias y filosóficas este monumental ensayo. Como invitados perpetuos en estas páginas densas, en las que se vuelca un pensamiento torrencial, aparecen cientos de apotegmas de filósofos tan esenciales como Spinoza, Hegel, Nietzsche, Wittgenstein, Heidegger, Hannah Arendt, Ernst Jünger y Alan Watts, entre otros; pero además, abundan los versos de Whitman, Rilke, Tsvietáieva o las sobrias sentencias del Tao-Te-King. Hay recuerdos de películas, el cineasta Aleksandr Sokúrov, es su favorito. Y algo que llama la atención es el resalto de citas de obras de la escritora brasileña de origen ucranio Clarice Lispector. A menudo, en pasajes de alta filosofía, salta la mención de una cita inusitada de La pasión según G.H., novela de Lispector a la que Castro Rey califica de “portentosa”.
         La verdad es que con semejante ensamblaje aforístico el lector culto descubre referencias tangibles a las que aferrarse para entender mejor el absorbente discurso de este filósofo y crítico de arte, ya conocido por su solvencia intelectual gracias a otros libros suyos tales como Sociedad y barbarie (Melusina) o La depresión informativa del sujeto (Grama). Los fragmentos de otros trufan un discurso propio en oleaje, un pensamiento río que llevará a buen puerto al lector que sepa entregarse a su corriente, pero con el suficiente resuello, pues la travesía es ardua.