La prestigiosa revista "Letras libres" publicó en su número 181 (Octubre de 2016) mi reseña del libro de Adolph von Knigge: De cómo tratar con las personas.
Urbanidad intempestiva
Adolph F. Knigge
De cómo tratar con las personas
Traducción y estudio introductorio de José Rafael HernándezArias
Arpa, Barcelona,
2016, 432 páginas.
La nueva editorial barcelonesa Arpa inicia su
andadura con un título desconocido en castellano: De cómo tratar con las personas, del autor alemán Adolph Franz
Friedrich Ludwig, barón de Knigge (1752-1796). Se trata de un manual de
urbanidad de mediados del siglo XVIII, éxito de ventas en la Europa del XIX y
todo un clásico de ese género ensayístico parenético que, desde la
Antigüedad, se ocupó de proponer estrategias para vivir mejor.
Saber conducirse en
la vida a fin de volverla más agradable (o “menos desdichada”, como dijo
Schopenhauer) es un arte que requiere de cierta disciplina; de ahí que
aprenderlo precise del ejercicio de ciertas reglas y argucias. Si las
circunstancias y el sino son a menudo determinantes para la felicidad y la
desdicha humana, igualmente —o incluso en mayor grado— lo son nuestros
congéneres; por ello saber tratarlos de manera adecuada contribuirá a nuestro
bienestar.
El barón de Knigge,caballero y cortesano, concibió su libro —que amplió varias veces en sucesivas
ediciones— con el propósito de proponer enseñanzas que sirvieran para evitar
algunas desgracias que provienen del mal trato con nuestros congéneres. Y lo
hizo desde su propia experiencia. Él mismo confiesa en esta obra haber actuado
en ocasiones con imprudencia o de manera inconveniente; nada mejor, pues, que
enseñar con vivencias propias y desde los propios errores y torpezas.
De cómo tratar con las personas |
Con su manual de
saber mundano, Knigge se inscribía en una tradición de insignes predecesores en
el arte de la filosofía práctica. El veterano traductor y ensayista José Rafael Hernández Arias lo explica en la cumplida introducción de este volumen
(traducido con excelencia del alemán), en la que traza una historia de este
género de literatura, cuyo tema podríamos catalogar hoy como de «ética social».
Desde la Edad Media y el Renacimiento, con el triunfo de sus ideales
caballerescos, hasta el gentleman del
siglo XIX, una señalada tradición de manuales de este tipo arropa al de Knigge,
siendo El cortesano, de Baldassare Castiglione,
uno de los más importantes. Otro insigne predecesor de «el Knigge» (así se lo conoce en Alemania) fue el magnífico Oráculo manual y arte de prudencia, del
bilbilitano Baltasar Gracián; esta obra inspiró también a Schopenhauer en la
composición de sus célebres Aforismospara el arte de saber vivir. El filósofo pesimista, además de ser afecto a
Aristóteles, Séneca y Montaigne, tuvo muy presente en su ética y filosofía
«para el mundo» el tratado del barón de Knigge.
Este último también
observó con reserva y pesimismo las relaciones humanas. De ahí que lo primero
que aconseje en su libro sea la prudencia, la regla de oro para tratar con los
demás. Y ésta se sustenta en la observación de los caracteres y en el ejercicio
del conocimiento objetivo y desapasionado de los actos de las personas. El esprit de conduite o el arte de saber
conducirse con idoneidad —tal y como es debido— en cualquier circunstancia
requiere de psicología y atención. Knigge exhortó a cultivar estos dones, a
menudo dormidos, para no quedar en evidencia o, como se dice llanamente, para
no «meter la pata». Algo que, si no es por mera garrulería, suele acontecer por
ignorancia y falta de atención.
Knigge, quien fue
masón y miembro fundador de los Iluminati
de Baviera —gracias a esta organización veló por los derechos humanos en una
época en la que apenas si se conocían— presentó en su libro situaciones variadas
en las que hay que congeniar con los otros y cómo hay que comportarse. Propone suculentas
reflexiones sobre el trato con la familia o sobre el respeto con el que deben
tratarse los cónyuges entre sí. Aconseja, también, sobre el trato con uno mismo
(es esencial no perderse el respeto) o sobre la confianza en los demás; acerca
de cómo tenemos que proceder en el trato con personas de condición superior o
cómo debe actuarse frente a las humildes. Explica la relación con personas de
diversos temperamentos y ánimos (soberbias, envidiosas, vanidosas, coléricas,
etc.); el trato con enamorados y enfermos, con académicos y artistas, y hasta con
los ebrios. Para todos estos casos y para muchos más tenía Knigge sus certeros
consejos.
Como es natural,
este libro se debe a su siglo; ciertas ideas sobre la condición subalterna de
las mujeres y su sumisión al marido, arraigadas en el siglo XVIII y hoy caducas,
sólo sirven para resaltar el contraste con los tiempos modernos. Los
instructivos consejos de Knigge para aquel tiempo de viajes en coches de postas
son inútiles a la hora de abordar trenes y aviones pero son curiosos, además de
que nos devuelven a aquella gloriosa época en la que caballeros viajeros como
Goethe o Casanova tal vez sí que tomaran nota de las recomendaciones de Knigge.
Este manual tan
ameno resulta casi intempestivo en la actualidad, ya que pone en evidencia
justo aquello de lo que carece cada vez más nuestra sociedad hipertecnológica
y, a veces, tan zafia: maneras adecuadas y proporcionadas en el trato con los
demás.
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