La editorial barcelonesa Acantilado publica este otoño de 2018 un pequeño volumen con dos relatos emblemáticos de Franz Kafka: "La condena" y "El fogonero" en nueva traducción al castellano de Luis Fernando Moreno Claros. El libro se complementa con un "Epílogo", firmado asimismo por el traductor, en el que se aportan algunos datos relevantes sobre los relatos.
Kafka: "La condena" y "El fogonero" |
Contamos actualmente con varias versiones de estos mismos relatos en español, tanto en editoriales nacionales como iberoamericanas. Kafka es un autor que siempre tuvo mucha vigencia en los países donde se habla español; también hay versiones en otras lenguas peninsulares; sin embargo, nunca está de más contar con nuevas traducciones de obras tan conocidas y emblemáticas: cada traductor añade siempre algún nuevo matiz a la obra traducida. Dentro de las traducciones de Kafka, precisamente por ser tan abundantes, hallamos verdaderas chapuzas, mientras que otras, como esta de Moreno Claros, aspiran cuando menos a ser lo más fieles posibles al original alemán, y parecen estar hechas con esmero. El asunto de la absoluta fidelidad al original es un asunto espinoso, ¿hasta dónde es posible tal "fidelidad al original"? ¿recreación del original en castellano? Hay ejemplos de todo, y el tema da para interminables discusiones entre traductores. Lo único que puedo decir en mi opinión es que tanto el relato "La condena" como "El fogonero" en esta nueva versión se leen muy bien y presumo que el estilo de Kafka, escueto, cortante aveces, notarial y casi jurídico otras, no queda difuminado sino muy resaltado. El estilo de Kafka era muy original y "suyo", fue rompedor en su época por lo raro, y también a quien lo leía entonces les sonaba distinto a todo cuanto podía leerse. esa impresión debería dar también en castellano, pues Kafka fue un escritor nada convencional, incluso de estilo a menudo desgarbado. hay traducciones que han querido hermosear el estilo de Kafka, allanarlo en lo posible para que sea mejor en castellano… creo que no es el caso en estas traducciones nuevas de Luis Fernando Moreno Claros.
"La condena" es uno de los relatos más conocidos de Kafka, y era su favorito, según afirmó en reiteradas ocasiones él mismo. Lo escribió de un tirón en una sola noche. No es muy largo, y en verdad, el relato parece ser la pesadilla en vela que Kafka podría haber tenido esa misma noche que lo escribió de haberse quedado dormido. Al parecer, a él le gustaba tanto porque describía de manera alegórico-literaria el conflicto íntimo que siempre tuvo con su padre: el opulento comerciante Hermann Kafka. El hijo quería escribir, odiaba su vida de funcionario y no sentía ninguna afición por los negocios. El padre esperaba más de su hijo Franz; tenía en nada sus veleidades de escritor y hubiera deseado que se hiciera cargo de los negocios familiares o que al menos mostrara interés por ellos. El hijo era de constitución débil e intelectual; el padre era robusto y uno de esos hombres a los que lo intelectual les cae muy lejano. Además, Franz era el primogénito de tres hermanas. El conflicto entre progenitor e hijo mayor estuvo garantizado casi desde la infancia de Kafka. Así lo relató años más tarde él mismo en su célebre "Carta al padre".
En el breve relato "La condena", Kafka mostró la tensión y el conflicto sobredimensionados que existe entre un hijo y su padre. La acción es muy simple, pero el trasfondo es de una intensidad apabullante, como sólo puede serlo una pesadilla. En este caso, la pesadilla se hace realidad. Tal y como dice Moreno Claros en su interesante "Epílogo" el relato kafkiano nos muestra un Edipo a la inversa: en lugar de ser el hijo quien desea la muerte del padre, es el padre quien desea la muerte del hijo, y este, en efecto, terminará siendo condenado a muerte.
Kafka inauguró con este relato de 1912 su época más intensa como escritor; esta misma época fue asimismo la del nacimiento de su relato más famoso: "La transformación". Por cierto, Luis Fernando Moreno Claros (junto con Pilar Benito Olalla) tradujo para la editorial Atalanta Ediciones este relato en una versión que ya se ha convertido en señera, y en una de las más citadas y comentadas en la actualidad (aquí la reseña que publiqué en "Ciudad de Azófar" sobre La transformación).
Si "La condena" es un relato terrible y trágico, una extravagancia alucinatoria, con un padre malísimo y un hijo completamente desconcertado a causa de la ira y la maldad de su progenitor, "El fogonero" es mucho más luminoso y, en cierto modo, más épico. A este último respecto hay que añadir que, en realidad, "El fogonero" no fue concebido en un principio como relato breve o historia corta propiamente dicha, sino que es parte de una novela; nada más y nada menos que se trata del primer capítulo de la novela El desaparecido, conocida asimismo bajo el título de América.
Kafka empezó a escribir esta novela teniendo en mente las aventuras de David Copperfield, de Charles Dickens; quería que fuera una novela de peripecias y de iniciación, una especie de Bildungsroman o "novela de formación". Imaginó a su héroe, Karl Roßmann, un chico de dieciséis años, al que sus padres envían a América como castigo por haber tenido un hijo con una criada. La mujer lo había seducido a él y el niño vino al mundo contra la voluntad de todos. Así que los padres, a causa del disgusto, destierran a Karl a América (a Nueva York, concretamente) para que allí se gane la vida como pueda.
La condena, El fogonero |
Kafka escribió unas doscientas páginas de esta novela, pero terminó abandonándola más adelante. Sólo quedó contento del primer capítulo titulado "El fogonero". El editor Kurt Wolff le propuso publicarlo en un volumen independiente, y así pareció en 1913, en un pequeño tomo con letra muy grande. "El fogonero" está escrito con una energía inusual en otras narraciones de Kafka, quien al igual que en "La condena", en este relato trató el tema del abandono paterno y del repudio del hijo a causa de un "crimen" que, en realidad, no es tal sino en la imaginación de los padres. El joven Karl tiene que partir hacia una América grandiosa y desconocida; nada más empezar su periplo de exiliado ya se mete en la aventura de conocer a un amigo, de tener que abandonarlo y de encontrar a un sustituto de su padre, un tío suyo rico, senador de los Estados Unidos; en qué circunstancias y ante qué personajes se desarrolla esta primera aventura de Karl es lo que Kafka cuenta en "El fogonero". El relato se lee muy bien en esta nueva traducción, muy fiel al original alemán (aunque ya teníamos alguna otra traducción excelente como la de Miguel Sáez en Alianza Editorial y en Galaxia Gutenberg —en el marco de las grandiosas Obras Completas de Kafka). Para lectores que desconozcan la fascinante y perturbadora obra de Franz Kafka o para aquellos que leyeron estos relatos en versiones menos fiables es imprescindible este pequeño (y gran) volumen de Acantilado. JAVIER HURTADO —para Ciudad de Azófar.
1 comentario:
¡Hola, Javier!
Te mando el enlace a la entrevista que me han hecho en "Radio Sefarad" sobre los dos relatos de Kafka que comentas. Un abrazo:
http://www.radiosefarad.com/la-condena-y-el-fogonero-de-franz-kafka-con-luis-fernando-moreno-claros/
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