miércoles, 4 de marzo de 2020

Nueva novela de Martí Domínguez: "El espíritu del tiempo"



Una novela que ha aparecido recientemente en castellano, extraordinaria y por eso absolutamente recomendable, es El espíritu del tiempo, del escritor madrileño afincado en Valencia Martí Domínguez. Tuve ocasión de escribir una breve reseña de esta novela en el suplemento cultural "Babelia" del diario "El País". Debido a problemas de espacio salió un poco recortada, así que dejo aquí el texto original que envié al suplemento.


El espíritu del tiempo


El ocaso de los dioses


En 2007 reseñé en “Babelia” la espléndida novela El regreso de Voltaire, de Martí Domínguez (Madrid, 1966), doctor en biología, profesor de Periodismo, y un maestro en el arte de comprender a grandes personalidades de la Historia; así lo demuestran sus novelas sobre Buffon y Goethe, por ejemplo. Ahora aparece El espíritu del tiempo, obra extraordinaria que transmite un sobrio equilibrio y enorme profundidad. El peliagudo tema del que trata deja atrás el esperanzador Siglo de las Luces para llevarnos al aterrador “ocaso de los dioses” hitleriano.
Concebida como la autobiografía de un científico austríaco, estudioso de los animales y afín al nacionalsocialismo (trasunto de un personaje real del que no se revelará el nombre), la novela recrea su paradójica trayectoria vital. Como joven investigador cuando Austria se incorpora al Tercer Reich, sus estudios sobre hibridación y genética animal cayeron bien a los gerifaltes nazis, embarcados a su vez en estudios eugenésicos para mejorar la raza aria; por eso lo promueven para que haga carrera en la universidad (nido de ideólogos y comandita de enchufados); y terminará comprometido —más o menos a su pesar— en los planes de eugenesia humana que las SS implantaban en la Europa del Este. 
         Martí Domínguez conduce con firmeza un relato bien calculado que va cobrando cada vez más interés, y en el que las teorías científicas dan paso a truculentos hechos de la II Guerra Mundial, tales como el rapto sistemático de niños con “rasgos arios”, robados a sus padres por los nazis a punta de pistola, en Polonia y Ucrania, para su “germanización”. Nos introduce asimismo en las Lebensborn, los centros estatales donde mujeres racialmente puras se dejaban preñar como deber patrio por hombres de las SS —sementales de gran pureza aria también—, con vistas al mejoramiento genético de los futuros soldados. Sus hijos serían propiedad del Estado.
Las escenas escabrosas son las justas, poco las necesita la atmosfera de horror totalitario que se palpa desde las primeras páginas en esta apasionante novela, por lo demás, tan llena de sorpresas.

L. F. M. C.




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