Texto original de la reseña "El Holocausto en la ficción española" publicada en el suplemento "Babelia" del diario "El País" el sábado 13 de mayo de 2017 (edición en papel).
Ficciones en torno al
Holocausto
Cuatro autores
españoles que se inspiran en el Holocausto nos ofrecen tres novelas y una obra
teatral, animados por la intención de luchar contra el olvido del horror nazi
desde la ficción.
Memorias de Bastian |
Con
personajes inventados que encarnan estereotipos de la época —un sabio judío
expulsado de la universidad o la esposa comunista de Bastian—, y otros reales
—Adolf Eichmann, por ejemplo (pintado como un burócrata gris)—, Hugo Egido(Madrid, 1970) calcula bien las dosis de teoría, acción y suspense, por lo que
logra mantener la atención del lector hasta el final, aun cuando cierta
sensación de soberana inverosimilitud rodee los logros teóricos de los protagonistas,
quienes prácticamente diseñan solos todo el aparato de terror de los nazis.
Xavier Güell (Barcelona, 1956) ambienta su novela en Theresienstadt —Terezín en
checo—, un lugar de Checoslovaquia escogido por los nazis para recluir a judíos
“prominentes”, así como “campo modelo” que serviría para confundir al mundo
haciendo creer que los judíos expulsados de Alemania residían en pequeñas
ciudades donde eran tratados con dignidad. Con este fin se filmó allí la
película de propaganda: El Führer regala unaciudad a los judíos (1944). El director judío-alemán Kurt Gerron fue
obligado a dirigirla antes de morir gaseado en Auschwitz.
Los prisioneros del paraíso |
Con
estos personajes reales como protagonistas junto con otros del bando contrario, también históricos, el
cruel médico nazi Josef Mengele —“el mayor asesino de todos los tiempos”—, y de
nuevo Adolf Eichmann (caracterizado ahora como taimado hipócrita
mefistofélico), además de personajes imaginarios, la doctora Stein y su marido
—un nazi amargado que es capaz de interpretar al piano las variaciones Goldberg
sin apenas errores—, Güell logra una obra que atrapará a aquellos lectores que
no tengan prejuicios contra los momentos de efecto tipo Hollywood o un cierto
exceso de prolijidad al tratar las escenas musicales.
La
trama es rocambolesca: Elisabeth Stein, casada sin amor con el comandante del
campo, ama desde niña a Krasa e intenta un plan para salvarlo del exterminio.
Para ello tendrá que negociar con Eichmann un pacto suicida. La historia, con
crueles sorpresas y suspense, con sus reflexiones teóricas sobre música y
filosofía (¡Spinoza!) atrapa al lector mientras lo invita a reflexionar con
pensamientos como éste: “la música es la única sustancia que predice la eternidad,
la muerte no tiene poder sobre ella. Cuando se enfrentan, inclina el espinazo
y, humilde, se aleja”.
Kanada |
El cartógrafo |
Las
cuatro historias son trágicas y cumplen un digno cometido: ennoblecer a los
mejores seres humanos, a aquellos que rechazan ceder su libertad ante
dictadores y genocidas.
Para una versión estupenda de la ópera para niños de Hanns Krasa Brundíbar en You Tube: aquí.
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