La zona de interés |
Sigo con más novedades literarias recientes de mi particular "mesa de novedades". Ahora, la última novela de Martin Amis, dos poemas góticos en una gran edición y un relato de "terror cósmico" que se cuenta entre los imprescindibles del género.
Anagrama publica la última novela del escritor británico Martin Amis en traducción de Jesús Zulaika: La zona de interés (también en catalán: La Zona D'Interes, traducido por Ernest Riera). Empecé a leerla condicionado (y temeroso) porque había leído que este libro trataba del Holocausto en clave de humor; así que pensé encontrarme con un esperpento. No he visto el humor (lo que se dice "humor") por ninguna parte; ¿tal vez se debe a que he leído el libro en la traducción de Zulaika y no en el original inglés? No lo sé. ¿O es que no tiene nada de humorístico? Lo cierto es que de ninguna manera he sentido ganas de reírme al leer esta historia terrible de bajeza y estupidez humana, en la que también hay algunas escenas heroicas protagonizadas por los más débiles, los humillados y ofendidos, e inquebrantables en su orgullo moral.
Es indudable que hay bastante ironía al caracterizar y tratar a los personajes, que son horribles o mediocres en su mayoría; algo de ironía asimismo al dejar tal cual (por parte de Amis y lo mismo hacen los traductores a otros idiomas) muchos términos en alemán, como los concernientes a las partes del cuerpo en pasajes eróticos o los nombres de las complicadas graduaciones del ejército o de las SS.
En ocasiones mientras leía he tenido la impresión de que la novela está entre "El niño con el pijama de rayas", de John Boyne y "Las benévolas" de Jonathan Littell. (En este sentido sí que creía estar ya ante algo conocido y paródico). No se parece a ninguna de ellas en trama, pero sí en la ambientación: nazis, campos de concentración, horror por todas partes. Tiene más afinidad con la de Littell al presentar como protagonistas a nazis que se muestran y actúan abiertamente desde el punto de vista de los asesinos. El comandante del campo (Doll) es un loco rijoso, rechazado en la cama por su mujer, sometida al chantaje de él a cuenta de un antiguo amor comunista al que han torturado hasta la muerte en sucesivos campos de concentración. Ella no sabe que su primer amor ya ha sido asesinado; haciéndola creer que sigue vivo y que será objeto de favores en su cautiverio, la chantajea el grosero marido. Pronto la ficción se estropea y comienza el drama dentro del drama.
Las divagaciones y derivas mentales de este impresentable que es el comandante Doll (un payaso mayúsculo, como la mayor parte de los hombres cobardes y soberbios que tienen poder) son estupendas: parece un burocrático jefe de fábrica enervado y estresado por la escasa producción de sus empleados y por la baja calidad de las "mercancías", sólo que los unos son judíos condenados al exterminio y usados como esclavos, y las otras, personas que llegan en los transportes especiales para ser exterminadas, judíos, gitanos, homosexuales, comunistas. Venidos hasta de París…
La esposa del comandante, a la que sólo poco a poco logramos conceder algo de simpatía (aunque al final se la ha ganado por entero) es una Walkiria rubia y guapa, madre de dos niñas inocentes que sólo quieren jugar con los animalitos de la granja de la que también disfrutan en su cómoda casa particular, situada dentro del perímetro habitable para los alemanes del campo de concentración (este escenario es el que más recuerda a la novela de Boyne). El padre de las niñas está bien establecido en tan idílico destino con su aburguesada familia, en uno de los campos del gran complejo que fue Auschwitz, en las cercanías de Cracovia. Todo sería idílico sin el agobiante trabajo, el mal olor de los crematorios y el desamor y la desafección (que él se merece con creces) de su guapa e inconsciente esposa.
Al mismo tiempo pulula por allí una especie de galán musculoso que es sobrino de Martin Bormann, que se llama Golo; en cuanto ve a la bella señora del comandante se hace ilusiones de enamorarla, lo mismo que si estuvieran ambos en un hermoso balneario de la vieja Europa como los que tan bien ambientó Chéjov en su magnífico relato (en mi opinión, jamás superado por otros de este estilo) "La señora del perrito") o el grandioso Stefan Zweig en algunas de sus geniales invenciones literarias.
También el galán tiene pensamientos con respecto a la producción del campo y hasta planea algún sabotaje, convencido, parece ser, de la cruel inhumanidad que allí domina; la historia de amor entre éste y la guapa del comandante no llega a mucho más que a algunas complicidades y a la ocasión de que Golo la ayude a descubrir la verdad sobre el antiguo amor encarcelado primero, y luego asesinado por los nazis. En general, en el relato van sucediéndose pensamientos de los actores y acontecimientos en su realidad cotidiana que mantienen en vilo al lector (tan sólo en algún momento esporádico decayó mi interés, una vez superado el primer intento de apartar la novela para siempre, claro), por eso me parece que Amis no fracasa con su propuesta, porque la ha dotado de acción y de tensión y el lector no se aburre, aunque a menudo piense "¿y para qué todo esto?" Sobre todo, antes de dejarse embaucar por la ficción.
Amis se ha documentado bien para escribir la novela. Cuantos sepan de estos temas relacionados con el Holocausto reconocerán tópicos y verdades sobre los campos, los crematorios, los kapos, la rampa de la muerte, las selecciones, etc. Todo ello no por conocido menos tétrico e inquietante.
En definitiva, "historia de amor y muerte en el campo de concentración", tal podría ser el lema, guste o no guste, de esta novela, que repito, no me parece "humorística". Sí, en cambio, una historia sui géneris bien argumentada y escenificada, original. Con todo, el lector quizás se haga la pregunta ¿era necesario ese escenario dantesco? Tal vez sí, ahí está la gracia, en que se pintan vidas de lo más intrascendente en un ámbito de enorme crueldad y grave repercusión para las víctimas. Y otra pregunta que va más allá: ¿es una novela necesaria? (Cabría preguntarse aquí, rizando el rizo, si la mayor parte de las novelas actuales lo son…). La respuesta puede ser: "tal vez no"; es sólo un divertimento más o menos macabro, más o menos serio de su autor. Si la vemos como un dibujo de las pasiones humanas (una narración entre otras cuyo tema estrella es el eterno tema del odio, los celos, la vanidad herida, el deseo de conquista, el amor (¿?)… Tal vez.
Divertimento de altura pero que resulta un tanto morboso y moralmente repugante para el lector, al menos para un lector que todavía reserva algo de sensibilidad crítica y que busca personajes que aporten algún tipo de sabiduría desde la esfera moral. Tal vez el personaje más moral de todos, y por eso más "normal" aunque también "ejemplar", es el preso polaco, el "Sonderkommando" condenado a colaborar en la quema de cadáveres. Sabe mantener su dignidad moral y, por eso humana, cuando se le pone a prueba para ello. Sin embargo, él se niega a quemar los cadáveres de sus hermanos y hasta colabora con los nazis dándoles ideas para mejorar la "producción", no obstante, los lectores verán que es el único que mantendrá íntegra su dignidad. El final es redondo, tal vez sea lo que da mas sentido a la afirmación de que es una novela lograda; prescindible seguramente, pero lograda al fin y al cabo, al menos desde el punto de vista estético.
Hay otro tipo de terror que poco tiene que ver con aquel real de los nazis, aunque también conduce a mostrar la debilidad moral humana, la cobardía de los malvados o el descaro de las personas amorales, pero es un "terror" que complace al tratarse de gran literatura de género y entretenimiento, con pocas pretensiones intelectuales, aunque siempre dé mucho que pensar.
La profesora y traductora Helena Cortés Gabaudán publica la traducción de dos poemas que inauguraron el género gótico y de vampiros; "poemas", sí, fueron los inauguradores del género, no cuentos o novelas como cabría pensar.
En una impecable aunque algo macabra edición —en la estética, me refiero—, Helena Cortés presenta sus versiones —espléndidas— de Leonora, el poema más conocido de G.A. Burger (autor muy conocido por el celebérrimo y divertido Barón de Münchhausen) y de "La novia de Corinto", del gran Johann Wolfgang Goethe.
No desvelaré la trama de los poemas, ni siquiera demasiado extensos, sólo adelanto que tratan de apariciones y fantasmas, y del amor "más allá de la vida", tal y como debe ser el amor de verdad.
Van acompañados de una estupenda y esclarecedora introducción de Helena Cortés en la que hace un somero pero sustancioso repaso de la denominada "literatura gótica" desde sus comienzos hasta desembocar hacia finales del siglo XIX en géneros como el de "terror" o el género "fantástico", derivados ambos con entidad propia del género gótico.
Aprovecho el anuncio de Los muertos cabalgan deprisa para recomendar el celebérrimo ensayo del tremendamente gótico, terrorífico y originalísimo maestro del terror sobrenatural H.P. Lovecraft: "El terror en la literatura" en el que hace un buen repaso a lo mejor del género. Y, además, ahí va otro de mis libros favoritos, una antología de relatos fantásticos, alguno de ellos del género gótico, editada por Jacobo Siruela en Ediciones Atalanta, magnífica: "Antología universal del relato fantástico". La Editorial Valdemar, por cierto, es la editorial española que más obras del género gótico acapara, editados de manera excelente, con traducciones rigurosas y fieles a las mejores ediciones originales.
Hermida Editores parece que también está entrando con fuerza en el género de lo fantástico y el terror. Este sello madrileño acaba de publicar una novela emblemática del género fantástico y de terror: La casa en los confines de la tierra. Este relato espeluznante se tradujo anteriormente al castellano como "La casa en el confín de la tierra", fue publicada por varias editoriales en ediciones de bolsillo por los años 80 del siglo pasado. Quien administra este blog las leyó hace ya muchos años en la traducción de Francisco Torres Oliver, en la legendaria editorial Bruguera. Esta misma traducción pasó después a la Editorial Valdemar en 1998. Ahora he podido disfrutar de nuevo de aquel espeluznante relato onírico y delirante, de predicciones cósmicas y apocalípticas en esta nueva traducción. El sabor de la lectura de juventud no se ha perdido, el relato continua siendo entretenidisímo, además de inquietante; lo mejor sigue siendo para mi gusto el asalto de los hombres-cerdo a la casa solitaria, defendida por un solo hombre tabicando puertas y ventanas.
La edición de Hermida es muy vistosa (un acierto absoluto el dibujo de la cubierta), las ilustraciones son expresivas y la traducción, muy adecuada. En esta misma editorial los lectores aficionados tienen otro libro de William Hodgson: El reino de la noche.
Hodgson anticipó a H. P. Lovecraft y su terror cósmico tan bien implantado en los extraordinarios Los mitos de Cthulhu. Para los fans del maestro de Providence, una lectura indispensable.
Es indudable que hay bastante ironía al caracterizar y tratar a los personajes, que son horribles o mediocres en su mayoría; algo de ironía asimismo al dejar tal cual (por parte de Amis y lo mismo hacen los traductores a otros idiomas) muchos términos en alemán, como los concernientes a las partes del cuerpo en pasajes eróticos o los nombres de las complicadas graduaciones del ejército o de las SS.
En ocasiones mientras leía he tenido la impresión de que la novela está entre "El niño con el pijama de rayas", de John Boyne y "Las benévolas" de Jonathan Littell. (En este sentido sí que creía estar ya ante algo conocido y paródico). No se parece a ninguna de ellas en trama, pero sí en la ambientación: nazis, campos de concentración, horror por todas partes. Tiene más afinidad con la de Littell al presentar como protagonistas a nazis que se muestran y actúan abiertamente desde el punto de vista de los asesinos. El comandante del campo (Doll) es un loco rijoso, rechazado en la cama por su mujer, sometida al chantaje de él a cuenta de un antiguo amor comunista al que han torturado hasta la muerte en sucesivos campos de concentración. Ella no sabe que su primer amor ya ha sido asesinado; haciéndola creer que sigue vivo y que será objeto de favores en su cautiverio, la chantajea el grosero marido. Pronto la ficción se estropea y comienza el drama dentro del drama.
Las divagaciones y derivas mentales de este impresentable que es el comandante Doll (un payaso mayúsculo, como la mayor parte de los hombres cobardes y soberbios que tienen poder) son estupendas: parece un burocrático jefe de fábrica enervado y estresado por la escasa producción de sus empleados y por la baja calidad de las "mercancías", sólo que los unos son judíos condenados al exterminio y usados como esclavos, y las otras, personas que llegan en los transportes especiales para ser exterminadas, judíos, gitanos, homosexuales, comunistas. Venidos hasta de París…
La esposa del comandante, a la que sólo poco a poco logramos conceder algo de simpatía (aunque al final se la ha ganado por entero) es una Walkiria rubia y guapa, madre de dos niñas inocentes que sólo quieren jugar con los animalitos de la granja de la que también disfrutan en su cómoda casa particular, situada dentro del perímetro habitable para los alemanes del campo de concentración (este escenario es el que más recuerda a la novela de Boyne). El padre de las niñas está bien establecido en tan idílico destino con su aburguesada familia, en uno de los campos del gran complejo que fue Auschwitz, en las cercanías de Cracovia. Todo sería idílico sin el agobiante trabajo, el mal olor de los crematorios y el desamor y la desafección (que él se merece con creces) de su guapa e inconsciente esposa.
Al mismo tiempo pulula por allí una especie de galán musculoso que es sobrino de Martin Bormann, que se llama Golo; en cuanto ve a la bella señora del comandante se hace ilusiones de enamorarla, lo mismo que si estuvieran ambos en un hermoso balneario de la vieja Europa como los que tan bien ambientó Chéjov en su magnífico relato (en mi opinión, jamás superado por otros de este estilo) "La señora del perrito") o el grandioso Stefan Zweig en algunas de sus geniales invenciones literarias.
También el galán tiene pensamientos con respecto a la producción del campo y hasta planea algún sabotaje, convencido, parece ser, de la cruel inhumanidad que allí domina; la historia de amor entre éste y la guapa del comandante no llega a mucho más que a algunas complicidades y a la ocasión de que Golo la ayude a descubrir la verdad sobre el antiguo amor encarcelado primero, y luego asesinado por los nazis. En general, en el relato van sucediéndose pensamientos de los actores y acontecimientos en su realidad cotidiana que mantienen en vilo al lector (tan sólo en algún momento esporádico decayó mi interés, una vez superado el primer intento de apartar la novela para siempre, claro), por eso me parece que Amis no fracasa con su propuesta, porque la ha dotado de acción y de tensión y el lector no se aburre, aunque a menudo piense "¿y para qué todo esto?" Sobre todo, antes de dejarse embaucar por la ficción.
Amis se ha documentado bien para escribir la novela. Cuantos sepan de estos temas relacionados con el Holocausto reconocerán tópicos y verdades sobre los campos, los crematorios, los kapos, la rampa de la muerte, las selecciones, etc. Todo ello no por conocido menos tétrico e inquietante.
En definitiva, "historia de amor y muerte en el campo de concentración", tal podría ser el lema, guste o no guste, de esta novela, que repito, no me parece "humorística". Sí, en cambio, una historia sui géneris bien argumentada y escenificada, original. Con todo, el lector quizás se haga la pregunta ¿era necesario ese escenario dantesco? Tal vez sí, ahí está la gracia, en que se pintan vidas de lo más intrascendente en un ámbito de enorme crueldad y grave repercusión para las víctimas. Y otra pregunta que va más allá: ¿es una novela necesaria? (Cabría preguntarse aquí, rizando el rizo, si la mayor parte de las novelas actuales lo son…). La respuesta puede ser: "tal vez no"; es sólo un divertimento más o menos macabro, más o menos serio de su autor. Si la vemos como un dibujo de las pasiones humanas (una narración entre otras cuyo tema estrella es el eterno tema del odio, los celos, la vanidad herida, el deseo de conquista, el amor (¿?)… Tal vez.
"El trabajo os hará libres", el lema más cruel y cínico. |
Hay otro tipo de terror que poco tiene que ver con aquel real de los nazis, aunque también conduce a mostrar la debilidad moral humana, la cobardía de los malvados o el descaro de las personas amorales, pero es un "terror" que complace al tratarse de gran literatura de género y entretenimiento, con pocas pretensiones intelectuales, aunque siempre dé mucho que pensar.
La profesora y traductora Helena Cortés Gabaudán publica la traducción de dos poemas que inauguraron el género gótico y de vampiros; "poemas", sí, fueron los inauguradores del género, no cuentos o novelas como cabría pensar.
Los muertos cabalgan deprisa |
En una impecable aunque algo macabra edición —en la estética, me refiero—, Helena Cortés presenta sus versiones —espléndidas— de Leonora, el poema más conocido de G.A. Burger (autor muy conocido por el celebérrimo y divertido Barón de Münchhausen) y de "La novia de Corinto", del gran Johann Wolfgang Goethe.
No desvelaré la trama de los poemas, ni siquiera demasiado extensos, sólo adelanto que tratan de apariciones y fantasmas, y del amor "más allá de la vida", tal y como debe ser el amor de verdad.
Van acompañados de una estupenda y esclarecedora introducción de Helena Cortés en la que hace un somero pero sustancioso repaso de la denominada "literatura gótica" desde sus comienzos hasta desembocar hacia finales del siglo XIX en géneros como el de "terror" o el género "fantástico", derivados ambos con entidad propia del género gótico.
Aprovecho el anuncio de Los muertos cabalgan deprisa para recomendar el celebérrimo ensayo del tremendamente gótico, terrorífico y originalísimo maestro del terror sobrenatural H.P. Lovecraft: "El terror en la literatura" en el que hace un buen repaso a lo mejor del género. Y, además, ahí va otro de mis libros favoritos, una antología de relatos fantásticos, alguno de ellos del género gótico, editada por Jacobo Siruela en Ediciones Atalanta, magnífica: "Antología universal del relato fantástico". La Editorial Valdemar, por cierto, es la editorial española que más obras del género gótico acapara, editados de manera excelente, con traducciones rigurosas y fieles a las mejores ediciones originales.
La casa en los confines de la tierra |
Hermida Editores parece que también está entrando con fuerza en el género de lo fantástico y el terror. Este sello madrileño acaba de publicar una novela emblemática del género fantástico y de terror: La casa en los confines de la tierra. Este relato espeluznante se tradujo anteriormente al castellano como "La casa en el confín de la tierra", fue publicada por varias editoriales en ediciones de bolsillo por los años 80 del siglo pasado. Quien administra este blog las leyó hace ya muchos años en la traducción de Francisco Torres Oliver, en la legendaria editorial Bruguera. Esta misma traducción pasó después a la Editorial Valdemar en 1998. Ahora he podido disfrutar de nuevo de aquel espeluznante relato onírico y delirante, de predicciones cósmicas y apocalípticas en esta nueva traducción. El sabor de la lectura de juventud no se ha perdido, el relato continua siendo entretenidisímo, además de inquietante; lo mejor sigue siendo para mi gusto el asalto de los hombres-cerdo a la casa solitaria, defendida por un solo hombre tabicando puertas y ventanas.
La edición de Hermida es muy vistosa (un acierto absoluto el dibujo de la cubierta), las ilustraciones son expresivas y la traducción, muy adecuada. En esta misma editorial los lectores aficionados tienen otro libro de William Hodgson: El reino de la noche.
Hodgson anticipó a H. P. Lovecraft y su terror cósmico tan bien implantado en los extraordinarios Los mitos de Cthulhu. Para los fans del maestro de Providence, una lectura indispensable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario