domingo, 17 de noviembre de 2024

La biografía de Arthur Schopenhauer de Moreno Claros en nueva edición y en nueva editorial (Acantilado)

 

La prestigiosa editorial barcelonesa Acantilado publica en nueva edición revisada de la ya conocida biografía del filósofo germano y pesimista Arthur Schopenhauer, firmada por el traductor y filósofo Luis Fernando Moreno Claros, anteriormente publicada por la madrileña editorial Trotta

Esta obra es la primera biografía del gran pesimista escrita por un autor español. Luis Fernando Moreno Claros es un reconocido especialista en la obra de Schopenhauer. Es traductor y editor de otras obras del filósofo, tales como una selección de su ingente correspondencia (Correspondencia escogida), sus conversaciones (Conversaciones con Arthur Schopenhauer), el conocido ensayo Aforismos sobre el arte de saber vivir  (editorial Valdemar) o el tratado más breve (y de gran éxito): El arte de tener razón.  

De manera sencilla —académica lo justo—, Moreno Claros aplica muy bien los antecedentes e inicios del gran filósofo: la familia, las influencias, los contactos con otras personalidades de su época, así como sus primeros devaneos intelectuales, sus ilusiones y sus fracasos. Pero igualmente trata de su talento filosófico y también del triunfo final de un Schopenhauer que pasó muchos años de ninguneo intelectual. 

La vida del filósofo está muy bien documentada, y su filosofía está explicada en lo esencial de manera comprensible para todos los públicos, so sólo para los académicos y especialistas, cualquier lector mínimamente atento podrá comprender cuál fue el mérito filosófico de este gigante de la filosofía que fue Schopenhauer. 

De manera que esta biografía hace justicia a la relevante figura de Schopenhauer mediante la exposición de su vida y su obra con suma claridad, tal y como el propio Schopenhauer hubiera querido. Él dijo que quien piensa bien escribe bien, y que los pensamientos enrevesados remiten a cabezas enrevesadas. El buen filósofo tiene que pensar claro y escribir con claridad. Eso mismo es lo que Schopenhauer demostró en todas sus obras, ya fuera El mundo como voluntad y representación (su obra magna en dos tomos) o los demás libros que publicó, tales como sus impresionantes Parerga y paralipómena (la célebre colección de ensayos misceláneos, también en dos tomos), o sus tratados de ética. 



Biografía de Schopenhauer


Elena Matilla para "Ciudad de Azófar".




lunes, 6 de mayo de 2024

"Oda a la naturaleza". Reseña del libro de David Fideler: Restaurar el alma del mundo

 

RESEÑA DE INGRID ARREGUI ÁLVAREZ



                                                   ODA A LA NATURALEZA

 


David FidelerRestaurar el alma del mundo

Traducción de Amelia Pérez de Villar Herranz

Ediciones Atalanta, Vilaür, 2023, 405 páginas, 33, 25 euros.




Restaurar el alma del mundo


 La editorial Atalanta sigue en su empeño por sembrar los escaparates de las librerías con ediciones de gran impacto visual, ornamentos cuidados y contenidos siempre apegados al mundo simbólico y su trascendencia espiritual. Y ahí está la traducción del filósofo y consultor norteamericano David Fideler de su obra Restaurar el alma del mundo. Fideler se inició en la filosofía griega y se dedicó a la indagación del mundo pitagórico. Se ha movido siempre en ese ámbito sincrético donde confluyen el estudio de la cultura, la psicología, la creatividad humana y hasta la ecología; campo ahora muy en boga, y abonado para autores diletantes que buscan el éxito fácil a costa de orientar a un gran público desnortado y hambriento de claves para dirigir su vida. Por fortuna, no es el caso de Fideler: dotado de una sólida formación y de un buen estilo, claro y agradable en su lectura, aunque a veces resulte reiterativo, nos ofrece con este título un repaso bien documentado por los principales faros filosóficos, cosmológicos y biológicos de la historia del conocimiento, con un único hilo conductor, recuperar ese mundo espiritual que se ha cifrado a lo largo de los tiempos en una palabra mágica, alma, y su íntima conexión con la natualeza.

Desde la filosofía presocrática y hermética, pasando por la Florencia renacentista hasta recalar en el alborar de las corrientes holísticas en los siglos XX y XXI, Fideler aborda los principales hitos en la visión humana de una naturaleza viva, dotada de inteligencia. Visión que se rompió, según este estudioso, con el paradigma mecanicista de Cartesio y de Newton, y que actualmente es necesario desterrar, porque ha conducido a una depredación destructiva del planeta por parte de la especie humana. Por fortuna, son muchos los pensadores y científicos que abogan por una sostenibilidad, incluso por una regeneración que permita revivir los ecosistemas deteriorados. Ahí se sitúan las nuevas ciencias de la biomímemis y el diseño ecológico, que se inspiran en el aprendizaje de la naturaleza como maestra indiscutible para solucionar problemas y generar entornos creadores de más vida. Fideler, en su optimismo contagioso, apuesta por una nueva cosmópolis, una comunidad colaborativa con la naturaleza. Insiste en que la imagen tan potente de la Tierra vista desde el espacio exterior cambia para siempre nuestra percepción del lugar que habitamos, y puede fomentar la relativización de los conflictos desde nuestra identidad universal como especie natural en ese universo vivo que es Gaia.

Su cámara se fija en los detalles más significativos para su propósito: abunda en matices y datos anecdóticos, cita muchas frases, resume bien las teorías, y de este modo resulta un hábil divulgador para un lector curioso y sensible, con ciertas inclinaciones hacia la abstracción. Además, añade las dosis necesarias de referencias personales (como su residencia en Sarajevo) y lenguaje motivador a través de lemas y mantras actuales, como corresponde a ese tipo de escritor del ámbito anglosajón que combina la consultoría con la pedagogía. Las partes más logradas de su libro residen en su recorrido científico por la cosmología y las tendencias recientes de la ecología, terrenos de su especialidad y querencia. Si bien el impulso decae cuando incursiona en la parte filosófica, que resulta más miscelánea y menos profunda.

En cualquier caso, el mensaje de este autor es claro y harto repetido, en medio de un sincretismo trufado de citas. Hay mucho Jung y mucho Skolimowski entre sus páginas, también la apoyatura en variados divulgadores de nuestra época, sin olvidar a los biólogos continuamente presentes. Fideler no es original, pero constituye un buen recordatorio de lo que nos jugamos en un futuro a corto plazo.

En un mundo donde las pulsiones tecnológicas empiezan a rebasarnos y alterar nuestra idiosincrasia inmemorial, ignoramos qué grado de ingenuidad nos permite mantener nuestra esencia simbólica contra ese huracán; pero más allá de heroísmos trasnochados, sabemos que es una necesidad insoslayable recordar a los ancianos de la tribu, los señores del pensamiento, y escuchar sus voces para rastrear los pasos leves del alma, la maestría de la naturaleza, y no perder el camino.

 

INGRID ARREGUI ÁLVAREZ

5 de mayo de 2024

domingo, 8 de octubre de 2023

C. S. Lewis: Dios en el banquillo, reseña de Ingrid Arregui Álvarez

 RESEÑA DE INGRID ARREGUI ÁLVAREZ PARA CIUDAD DE AZÓFAR

 

 



C.S. Lewis, “Dios en el banquillo” (God in the dock, 1971), Madrid, Rialp, 2021 (séptima edición).


Dios en el banquillo

                                                Creer y no creer


De cuando en cuando conviene volver a abrir libros antiguos y encontrarse con autores que ya no están palpitando en los escaparates de las librerías. Permanecen agazapados en algún anaquel poco accesible incluso para manos curiosas.

         El autor irlandés Clive Staples Lewis (1898-1963), insigne profesor de Cambridge, erudito, también fantasioso en su faceta como novelista de ficción para niños con su cinematográfica y atemporal Crónicas de Narnia,  se convirtió al cristianismo anglicano alrededor de la treintena, después de una juventud entre atea y agnóstica. En este episodio tuvo mucha influencia la amistad con Tolkien, con quien formaba parte del grupo literario de los Inklings en la Universidad de Oxford.

         Lewis inició una serie de escritos de carácter apologético  del cristianismo, y entre ellos encuadramos Dios en el banquillo, donde se recogen diversos artículos publicados con anterioridad. En ellos trata sobre los milagros, la relación entre ciencia y religión, la realidad del mito cristiano, la moralidad trascendida por la espiritualidad, etc. Asuntos que pueden parecer desfasados para muchos, incluso una pérdida de tiempo en nuestra época tecnológica y abierta en abanico a un mundo de posibilidades antes nunca imaginadas. Y, sin embargo… unos momentos de sosiego, una mirada lúcida y paciente nos llevará como por encanto a poner entre paréntesis el tráfago ensordecedor de lo que nos rodea, a olvidar la gran dosis de estupidez reinante, y a entrar en las palabras estimulantes de Lewis, bien temperadas por la lógica de la razón y las referencias de la alta cultura.  Hay en el libro sutiles argumentaciones propias de un mundo académico idílico hoy casi desaparecido, armadas con un estilo riguroso y claro que se deja leer con la misma curiosidad con que escucharíamos una de sus clases, intrigados por las conclusiones y agradecidos por su incansable afán explicativo.

Repasemos algunas de sus perlas discursivas. Los milagros, considerados recordatorios o profecías, reflejan la acción local divina, mientras que las leyes de la naturaleza serían la acción universal de Dios. Los nuevos avances del conocimiento no alteran el núcleo permanente del fondo cristiano, puesto que todo cambio no sería auténtico progreso, si no hay una base fundante inalterada. Lewis saca a relucir su implicación personal en la experiencia religiosa, inevitable, y que puede producir en sus inicios bienaventuranza u horror. Ahí esta el camino propio de cada cual, a caballo entre el intelecto abstracto y la experiencia de la realidad concreta.  El mito en cuanto historia puede ser la solución parcial de ese trágico dilema. En palabras de Lewis, “Si Dios elige ser mitopoiético, ¿vamos a negarnos nosotros a ser mitopatéticos?” El autor continúa con empeño afirmando la fortaleza de la creencia cristiana, más allá de una moral acomodaticia, o de una búsqueda de felicidades momentáneas a golpe de impulsos satisfechos e incolmables. Esto último nos llevaría ¿nos está llevando ya? — al fin de la civilización.

         Así que es un lujo poder asistir al pensamiento esclarecedor de personas inteligentes sobre cualquier tema, incluidas la creencia y la increencia, a todo ese mobiliario mental de otro siglo, pero de siempre, y que algunos han guardado en los sótanos o tirado a la basura. Quizá les pueda parecer ingenuo en la concreción de sus ideas, pero Lewis creía en la cultura, la racionalidad, la inteligencia, además de atreverse a declarar la realidad del mito cristiano. Y como él mismo proclama: “Todo lo que no es eterno, está eternamente pasado de moda”.

                          

INGRID ARREGUI ÁLVAREZ

 

jueves, 10 de agosto de 2023

Nueva biografía de Stefan Zweig escrita por Luis Fernando Moreno Claros


A mediados de septiembre llega a las librerías una nueva biografía de Stefan Zweig escrita por Luis Fernando Moreno Claros y editada por la barcelonesa editorial ARPA.


Artículo de Elena Matilla  para «Ciudad de Azófar»


Stefan Zweig-Moreno Claros


Ante este anuncio voy a ser cáustica y formularme algunas preguntas incómodas: ¿para qué una biografía de Zweig si lo mejor son sus obras? Esta es la primera pregunta que se harán muchos lectores. Y otra más: ¿Acaso no basta con saber que Zweig fue un autor superventas de la era de nuestros abuelos y que se suicidó en 1942? A mucha gente sólo le interesa saber eso de su vida. 

El suicidio no lo hace más interesante que a otros autores y autoras que terminaron su vida voluntariamente (la escritora contemporánea de Zweig Virginia Woolf, por ejemplo, también se suicidó). Tampoco lo hace más interesante que sepamos los pormenores de su vida cotidiana, ni qué amigos tenía, ni si se llevaba bien o mal con las mujeres con las que se casó. Lo interesante, como decía (y dicen miles de lectores y lectoras), son sus obras. 

Stefan Zweig fue autor de relatos, semblanzas biográficas, tres grandes biografías y numerosos artículos de prensa, así como de obras de teatro. Nació en 1881, la fama le sobrevino cuando iniciaba la cuarentena; así que no siempre fue un autor famoso. Antes de llegar al año 1922, cuando con el libro Amok. Relatos de pasión conquistó el corazón de incontables lectores y, sobre todo, de incontables lectoras, había escrito muchos otros libros, que no fueron tan famosos, pero que poco a poco contribuyeron a armarlo para la época de la gran celebridad.

Esto no lo sabe la mayoría de sus lectores. Por lo que ya tiene un punto de ventaja la biografía que comento.

Al período del Stefan Zweig joven, animado, desconocido y en camino de hacerse famoso dedica Moreno Claros muchas páginas. Y, como digo, es una ventaja de esta biografía. Cuantos creen que la fama de Zweig surgió de la noche a la mañana, podrán conocer el arduo trabajo preparatorio. Zweig no era ningún genio, sino un trabajador nato de la literatura, al que le costó llegar a la fama. 

    



    La afición por las letras del joven Zweig comenzó muy pronto: siendo un escolar amó los libros. Condición que parece necesaria para crear buenos escritores. Sin embargo, siempre odió la escuela («…lo único bueno que aprendí allí fue aprender a leer», dijo Zweig). Fuera de ella empezó a escribir poemas y pequeños relatos por gusto y afición; aunque cuando empezó a publicar, al final de la adolescencia, confesó que era algo que le encantaba, que nada le gustaba tanto como «el olor de la tinta impresa». 

El joven Zweig, rico de nacimiento, pudo dedicar su vida a lo que le seducía y apetecía, y desde siempre, eso fue la literatura, el mundo de las historias y, al mismo tiempo, el mundo del arte. La Viena que le vio nacer fue una ciudad rica en experiencias artísticas, él se impregnó de todas, y dichas experiencias le formaron el gusto y animaron su afición. 

Estudió Filosofía y alemán sin tener muchas ganas de ir a la Universidad, puesto que pensaba que para saber de letras no hace falta asistir a clases académicas. Pero por tener el título de "Doctor", que alegraría a sus padres, accedió a matricularse en la magna institución. Obtuvo el título de "Doctor en Filosofía", pero en cuanto lo ganó se olvido de él. Nunca pensó en dedicarse a enseñar. Su carrera vital estuvo bien elegida desde el principio: Zweig se dedicaría a escribir, el mundo de los libros era su mundo, a lo único que aspiraba era a abrirse camino en él… 

No voy a contar aquí la trayectoria vital de Zweig, para eso está la biografía de Luis Fernando Moreno Claros, sólo diré que la lectura de esta me ha servido mucho para enriquecer mis lecturas de los libros de Zweig; saber de su vida y de sus desvelos como escritor me condiciona para leer sus obras de otra manera. 

He vislumbrado cómo fue el hombre que estaba detrás de todas sus producciones, he comprendido el problema que llegó a suponer para él hacerse tan famoso. Porque Zweig, en realidad, era un hombre débil de carácter, lo abrumaba tanta fama, lo cansaba tanto trabajo de cara a la galería; una vez que se hizo famoso, en su fuero interno hubiera preferido seguir viviendo como antes de serlo. 

Moreno Claros presenta un Zweig muy alejado del cliché de autor exitoso, pedantesco y pagado de sí mismo. Nada más lejos de la realidad del hombre Zweig; este era muy poco vanidoso; escribía porque le gustaba y le satisfacía el mundo de los libros, porque añoraba el arte y la creación y la literatura era el medio idóneo que él conocía y del que se servía para dar rienda suelta a sus ansias de creación intelectual. Zweig tuvo mucho éxito con sus obras, en principio, porque fue original en la manera de hacer las cosas que por que entonces también hacían otros escritores de su generación o algo mayores: véanse las obras de Thomas Mann, Arthur Schnitzler o Joseph Roth…  Zweig supo ser original tratando los temas de la época: los conflictos entre hombre y mujer, las pulsaciones de muerte y de amor de la sociedad en la que vivió, o los análisis de la personalidad de los grandes creadores, otro tema que interesaba mucho en una época en la que se leían con sumo gusto biografías. 

Zweig consagró su vida a la creación, pero sorprende que ni en sus escritos biográficos ni en sus cartas (dejó una ingente correspondencia epistolar) dedique comentarios a sus libros. ¿Por qué surgió tal y tal historia? ¿Qué la inspiró? ¿Hay una clave para interpretarla? El lector que busque conocer qué pensaba Zweig concretamente de sus libros, qué le movió a escribirlos, se lleva un chasco si lee su famosa autobiografía El mundo de ayer, porque allí apenas dedica comentarios a sus creaciones. Da la sensación de que las creaba sin haber pensado entes en ellas. En todo caso, nunca dejó reflexiones que dieran pistas al lector sobre por qué las escribió. La biografía que comento contextualiza las obras principales de Zweig y aporta claves para sus interpretaciones, claves que son de Moreno Claros, no de Zweig, pero ya digo, es que el vienés no dejó apenas nada sobre ellas. 

Un libro así, sobre Zweig, hacía falta en el ámbito literario español, donde se leen las obras del austriaco siempre en traducciones exentas de comentarios. Sólo últimamente, la editorial madrileña Hermida Editores está publicando los relatos de Stefan Zweig con comentarios y notas al pie, en las atinadas versiones igualmente de Moreno Claros. 

Zweig es ya un indiscutible clásico moderno. Sus obras se leen en todo el mundo otra vez, rescatadas desde hace unas décadas del limbo del olvido, por eso una buena biografía de su vida diluye los tópicos sobre su persona y los pone en el contexto del que parten, clarificándolos. Por ejemplo, Zweig no fue un luchador político, tal y como suele decirse en artículos o reseñas de sus libros. Sin embargo, cuando parte de Europa se rindió al nazismo, él escribió sus mejores obras como crítica y rebelión. Tampoco aceptó nunca el bolchevismo ni el fascismo en Italia. Vio con claridad qué significaban esos regímenes autoritarios: sobre todo, suponían una gran amenaza para la libertad de los ciudadanos. Y la libertad era para él el bien más preciado. Sin libertad no merecía la pena vivir. A Zweig se le considera un mártir del totalitarismo; en cierto modo es verdad, pero no fue menos mártir que otros tantos autores que se quitaron la vida ante la llegada de los nazis… sólo que él era más famoso que ningún otro y su gesto impactó en una Europa que veía con desánimo cómo triunfaba Hitler con su aparentemente imbatible ejército. Zweig no fue un héroe, sino un hombre que se vino abajo al ver cómo su mundo se deshacía en pedazos.

La muerte de Zweig no fue un buen ejemplo para sus contemporáneos, el escritor demostró no ser un gran optimista; más bien quedó como un pesimista amargado. Y cierto es que al cabo de su vida fue aprendiendo la decepción. Ilusionado con los libros y el mundo feliz de la gran cultura, vio cómo poco a poco ese mundo se le iba escapando de las manos. Con la llegada del antisemitismo a Alemania y Austria, fue testigo de cómo su mundo se deshacía. Tuvo que exiliarse y abandonar lo que más quería: sus libros y su patria, que era Europa entera. Con la persecución nazi a los judíos, no pudo volver a Berlín ni a París, ni a Viena… Le quedaban Nueva York, Río de Janeiro o la aislada y exótica Petrópolis… Pero ¿dónde estaban allí sus amados cafés literarios de Europa? ¿Dónde quedaban a esa distancia sus amigos, franceses, alemanes, austriacos e italianos?

Para colmo, Zweig se separó de su primera esposa, Friderike, y se casó con la débil Lotte Altmann, casi por obligación; Lotte estaba enferma de asma y sufría mucho con esa enfermedad… Acompañó a Zweig en su pesimismo y terminó acompañándolo a la muerte. 

Todo esto lo cuenta Luis Fernando Moreno Claros en esta densa, esclarecedora y en suma excelente biografía (ARPA la pone a la venta el día 13 de septiembre de 2023). En octubre, la editorial Hermida publicará un nuevo volumen de relatos de Stefan Zweig, en traducción de Moreno Claros, acompañada también de un atinado epílogo: 

Primera experiencia. Cuatro historias del país de los niños:

Primera experiencia

Este volumen apareció en 1911, en la editorial Insel de Leipzig, reunía cuatro relatos de Stefan Zweig:

«La institutriz», «Historia en el crepúsculo», «Ardiente secreto» y «Novelita de verano».