Algunas novedades de otoño 2021
Sala de lectura rural al aire libre
Y menciono a Safranski porque algo del estilo de éste se le ha pegado a Neumann; además, trata de unos autores de los que trató Safranski en su libro Romanticismo. Neumann toma como centro de atracción espacial la ciudad alemana de Jena, en Turingia, y el año 1800 como marco temporal. En esta ciudad y en este año se dieron cita personajes que ya eran muy influyentes —o que lo serían en el futuro— en las letras, la ciencia y el pensamiento germano.
Autores y autoras, personas unidas por el amor a la literatura, el arte, las ciencias y la cultura en general, son los protagonistas de este libro, que se lee muy bien gracias a su estilo conciso y ciertamente apasionado. Goethe, Schiller, Novalis, Fichte, Hegel, Schelling, los hermanos Schlegel y las damas: Caroline y Dorothea formaron el núcleo de un espíritu común que marcaría la cultura de su tiempo y de las décadas venideras. El idealismo alemán en filosofía y el primer Romanticismo en literatura y arte provienen en mayor o menor medida de las ideas de todas estas figuras intelectuales.
Una novela bien escrita, profunda, y muy entretenida para cuantos amen la música del siglo XX en general —y al compositor Richard Strauss en particular—. Me refiero a Nadie llegará a conocerse, del polifacético escritor y director de orquesta Xavier Güell.
El autor de éxitos como Los prisioneros del paraíso y Yo, Gaudí comenzó a publicar una tetralogía dedicada a compositores del siglo XX titulada genéricamente: Cuarteto de la guerra. Hasta ahora ha publicado la hermosa novela dedicada a Bela Bartók: Si no puedes, yo respiraré por tí, y recientemente ésta que nos ocupa, con Richard Strauss como protagonista. El autor de óperas tan innovadoras como la provocadora Salomé o la filosófica y potente Así habló Zaratustra y la graciosa El caballero de la rosa, vivió un conflicto moral al permanecer en Alemania cuando los nazis llegaron al poder. Favorecido por Hitler, que adoraba la música de Wagner —que Strauss dirigía de maravilla—, en lugar de exiliarse como otros tantos compositores y músicos que no tragaban a los nuevos amos de Alemania, Strauss aceptó cargos y permaneció en la patria.
Strauss nunca fue un nazi, sí un nacionalista alemán que amaba a su país y los aires y tradiciones de su tierra bávara. La posteridad no le perdonó que optara por quedarse en una patria mancillada por el nacionalsocialismo, contra el que aparentemente no se rebeló. Xavier Güell, con una enorme sensibilidad, es capaz de adentrarse en la personalidad del compositor y con afinada técnica —diálogo interior, recuerdos de conversaciones imágenes y experiencias— poner ante los lectores la peripecia del artista Strauss y la del ser humano que encarnó.
La novela es sorprendente: muy bien escrita y muy bien planteadas las distintas escenas que la componen y que mantienen en vilo al lector. Escenas teatrales (pero muy naturales), llenas de vida y de conversación. Interesantísimas, inolvidables algunas. Strauss y Mahler conversando antes del estreno de La mujer silenciosa. Strauss charlando con Stefan Zweig —libretista de la mencionada ópera— sobre la situación de los judíos en Alemania; Strauss quería a Zweig como su mejor colaborador, pero la situación en Alemania no era propicia para tal colaboración. Strauss no podía coopera con los nazis (aunque lo hiciera a regañadientes) e imponerles a un escritor judío como libretista. Strauss y Goebbels: conversación ominosa que parece estar sacada de la realidad. Strauss y su mujer, Pauline, una cantante de ópera que no se mordía la lengua, pero que es cauta cuando se trata de los nazis … Strauss y el miedo a las represalias que podía sufrir su nuera y sus nietos, de ascendencia judía… El ambiente de la novela está muy bien logrado y es absolutamente verosímil. Escenas que parecen reales, en salones, despachos o en parajes idílicos de Baviera… como si Xavier Güell mismo habita estado allí. Una novela extraordinaria, una pieza literaria perfecta de un gran maestro.
A tono con el libro de Güell leemos el extraordinario trabajo de Alex Ross: Wagnerismo. Arte y política a la sombra de la música, en la excelente traducción de Luis Gago; el mismo que ha traducido los demás libros de Ross publicados en España: El ruido eterno y Escucha esto.
La música de Wagner (y el mundo de Wagner y la mitología a él emparejada) ha tenido una alarga influencia en la cultura occidental ya desde antes de la muerte del compositor. Wagner atrajo a filósofos y artistas de todo tipo, así como a tipos tan nefastos como Hitler. En esta monumental «enciclopedia Wagner» se hace un repaso a la repercusión del gran compositor en el mundo después de él. Wagnerismo querido o inconsciente lo ve Ross en los declarados seguidores del maestro y de su música tanto como en artistas y escritores que sin saberlo recibieron su influencia. La música de Wagner, sus óperas y los mitos que entrañan han quedado en el inconsciente colectivo de Europa. Muy ameno y bien traducido, este magnífico libro hará las delicias del lector ocasional tanto como las del lector que busque información sobre la influencia cultural de Wagner; dicha influencia está mucho más presente en la cultura de Occidente de lo que podríamos haber sospechado, de ahí la «utilidad» de este grandioso y apasionante tratado de «wagnerismo».