martes, 15 de noviembre de 2016

Tres filósofos creadores



El suplemento cultural "Babelia" del diario El País publicó mi reseña de este estupendo libro de Juan Arnau, editado por Atalanta, en agosto de 2016; recupero ahora el texto para llamar la atención de nuevo sobre este magnífico ensayo filosófico.


Juan Arnau
La invención de la libertad
Atalanta, Vilaür (Girona), 2016, 288 páginas, 23 euros.


La invención de la libertad
Entre los siglos XIX y XX destacaron tres grandes filósofos, hoy un tanto postergados: el norteamericano William James, el francés Henri Bergson y el británico Alfred North Whitehead. Según Juan Arnau (Valencia, 1968) —astrofísico y filósofo—, defendieron a ultranza la libertad y el indeterminismo en una época en la que el materialismo mecanicista amenazaba con someter a la filosofía; abogaron por la metafísica cuando la norma era defenestrarla y opusieron la actividad creadora de la vida a la rigidez de las ciencias cuantificadoras. Los tres expresaron a su manera que el universo es mucho más que un complicado entramado explicable y predecible sólo con leyes fijas; lo veían como un organismo vivo cuyo destino no está escrito en fórmulas matemáticas, sino pautado por la libertad característica de la vida consciente. Fueron “optimistas” cuando triunfaba el existencialismo y demás filosofías del lamento porque creían que allí donde reina la libertad puede suceder todo, hasta que las imperfecciones del mundo desaparezcan.
  James defendió el “pragmatismo”, una filosofía que combinaba creencias religiosas con el empirismo radical. Decía que del universo sólo percibimos lo que nos compete, lo que ponemos en él; pero, ¿y todo lo que se nos escapa? ¿Por qué tratamos de explicar lo grande e inmenso desde lo reducido y pequeño? Bergson fue un profesor de éxito a cuyas clases también asistió Marcel Proust; explicó el tiempo entendiéndolo como “duración”, la temporalidad interior de cada cual, diferente del tiempo medido por el reloj. Suponía que la mecánica materialista nunca explicará lo mental y que la libertad nace de las profundidades del ser. Celebró la riqueza de la conciencia, la cual no consideraba producto del cerebro, lo contrario de lo que pregonan hoy las neurociencias. Whitehead, matemático y metafísico, apreció la ciencia pero insistió en contar con lo que la une con las humanidades; se preguntó si la mentalidad científica del mundo moderno no será un ejemplo de “provincianismo mental”.
Estamos ante un libro inteligente y valiente por lo intempestivo. A la par que Arnau rescata para la actualidad las teorías de estos tres filósofos creadores, las unifica desde su propia visión —fértil y caleidoscópica— de la vida y la conciencia. Con ellos, cuestiona la seguridad con la que el craso monismo materialista que domina el mundo hipertecnologizado se arroga el derecho de responder a las preguntas más esenciales del ser humano, de explicar las emociones y creencias con neuronas y neuroconectores. Para Arnau, lo mismo que para James, Bergson y Whitehead, el gran organismo despierto y activo que es el universo siempre está en evolución libre, al compás de sus propios hábitos y latidos, y ninguna ley científica, por muy probada que parezca, podrá limitar eternamente su riqueza creadora y sorprendente. Luis Fernando Moreno Claros

Otros libros de Juan Arnau en Atalanta:

Manual de filosofía portátil

Bhagavadgita