Varias novedades literarias en el campo del ensayo acaparan la atención de los administradores de "Ciudad de Azófar" estos días.
La editorial
Turner publica
Gran hotel abismo, del periodista
Stuart Jeffries (traducción de
José Adrian Vitier). Una especie de biografía colectiva además de una interpretación de los pensadores que formaron parte de la denominada "
Escuela de Fráncfort": Walter Benjamin (aunque no formó parte oficialmente de la mencionada "Escuela" inspiró a la mayoría de los pensadores de los que trata Jeffries);
Adorno,
Marcuse,
Horkheimer…, así como otros pensadores que contribuyeron a definir el panorama intelectual e ideológico europeo y norteamericano después de la II Guerra Mundial. – Lo que empezó como una crítica al fascismo por parte de algunos de estos pensadores terminó más adelante en una crítica extendida a todo comportamiento de corte autoritario en la sociedad de masas, principalmente en los movimientos revolucionarios de ideología comunista. Ideólogos en principio de izquierdas, los francfortianos llegaron incluso a ser molestos para la izquierda ortodoxa. Muchas de las ideas de estos pensadores tienen vigencia todavía en nuestros días, cuando más falta hace la crítica en su sentido más amplio; sobre todo, hay que aplicarla en la lucha contra las ideologías que encorsetan, lastran y limitan el pensamiento individual, autónomo y libre.
Libros del Asteroide publica un curioso ensayo de la periodista y escritora alemana
Andrea Köhler:
El tiempo regalado (traducción de
Cristina García Ohlrich). La vida es una constante espera, desde los más pequeños acontecimientos hasta los más grandes casi todos se hacen esperar; la espera de una llamada telefónica o en la antesala del médico; la espera de las estaciones, del amor, de la salud, y la espera de la felicidad; esperamos constantemente y al final, lo que nos espera a nosotros es es la muerte… En este ensayo se trata de esto, de la espera y el esperar, de la desesperación que nos causa la espera y asimismo de ciertos placeres que acompañan a algunas esperas. La autora proporciona suculentas reflexiones que no van a desesperarnos porque están escritas con comprensible claridad.
Ensayos amenos y muy lúcidos, aunque de otro tenor al comentado sobre el tiempo de la espera, son los de
Aldous Huxley (autor de la celebrada y visionaria novela
Un mundo feliz) en este extraordinario libro titulado
La situación humana (
Página indómita). El volumen recoge una serie de conferencias que Huxley pronunció en la Universidad de California en 1959. En total se incluyen dieciséis textos muy reveladores de la situación del mundo en la época y del pensamiento de Huxley, tan avanzado para entonces, y muy próximo a la contracultura progresista que dominaría la década posterior de los años setenta del siglo XX. Pensador inquieto, curioso empedernido (e impertinente para muchos), Huxley supo ver los peligros a los que se enfrentaba la sociedad avanzada de su tiempo, tales como el deterioro del planeta o el inusitado avance de la tecnología, siempre amenazando con la alienación y el allanamiento de lo humano. Es gratificante leer hoy esos ensayos, con las magníficas reflexiones de un pensador preocupado por la condición humana, por la vida de los individuos —en peligro por el excesivo colectivismo tanto como por la salud mental de los Estados, cercados a menudo por el totalitarismo antidemocrático, tanto de derechas como de izquierdas.
La
editorial Biblok rescata una traducción antigua [del traductor Luis de Terán (1864-1935)], aunque revisada, de un texto fundamental, el
Diario íntimo del gran filósofo norteamericano
Ralph Waldo Emerson (
1803-1882). Es una selección del monumental diario, pero muy cumplida, y que ofrece una excelente panorámica de las ideas humanistas de quien fuera el gran impulsor del pensamiento moderno y liberal norteamericano. Una edición anterior de esta misma traducción apareció bajo el sello editorial «
Desván de Hanta»; la de ahora, en Biblok, es la versión revisada —y expurgada de erratas— de la anterior. Emerson fue uno de los pensadores fundamentales del siglo XIX, sobre todo en el ámbito angloamericano. Pero también tuvo mucha aceptación en Europa sobre todo a finales de dicho siglo. Sus célebres
Ensayos fueron leídos por fruición por Nietzsche, por ejemplo. La filosofía de Emerson se basa en la saludable razón y en el sentido común, en el apego y el gusto por la naturaleza y en gran parte de la sabiduría de la vida que enseñaron los grandes pensadores de la Antigüedad. En estas páginas están condensadas ideas y vivencias así como observaciones misceláneas tomadas a vuela pluma que no dejarán indiferentes a lectores de mente abierta. Decía, por ejemplo: «Persistid, persistid en buscar la verdad, en decir que no sabéis lo que no sepáis en efecto, y que no tenéis interés por lo que, efectivamente no os interesa»; el propio Emerson se mantuvo fiel a este principio, y este diario lo refleja. Y otra perla para terminar: «En cada instante, en cada acción y pasión, sé un hombre, un Olimpo poblado de dioses».
Hermida Editores publica estos días un texto inédito en castellano de León Toslstói:
La ley de la violencia y la ley del amor (traducción de
Alejandro Ariel González). Tolstói, otro pensador clave —además de un escritor incomparable— del siglo XIX.
Escrito en la última etapa de su vida, este texto, una especie de «breviario de principios», muy condensado y de grata lectura, transmite las ideas esenciales de Tolstói sobre el amor, la violencia o la resistencia pasiva frente a los abusos de poder; así como sus ideales pseudo anarquistas y pacifistas a la vez que sus consideraciones acerca de lo que ha de ser una verdadera religión; en ellas se ve bien lo que él entendía como el núcleo más humano y primigenio del cristianismo. «La verdadera religión consiste en establecer con el infinito que nos rodea una relación tal que vincule nuestra vida con ese infinito y guíe nuestros actos», escribió.
Sabiéndose deudor de los más grandes pensadores de la Antigüedad, así como del budismo, Tolstói reafirma en esta pequeña gran obra la sabiduría más íntima del corazón humano: esa que todo hombre de bien lleva en su corazón. Hacer el bien por simpatía hacia los demás seres, hallarse en sintonía con ellos considerándolos iguales a uno mismo en el placer y en el dolor. No hacer a los demás lo que no queremos que nos hagan a nosotros mismos; no infligir dolor a ningún ser vivo; no tolerar la injusticia, pero tampoco la violencia; dar la propia vida por las causas justas si es necesario, convertirse en héroe de la bondad y de la libertad, en responsable del universo que te ha tocado en suerte. La ética de Tolstói bien puede servir hoy de guía eficaz, de ideario moral en una sociedad desorientada, que parece haber olvidado los lemas y mandamientos éticos más esenciales. «No serán las revoluciones, no serán las astutas y sabias estructuras socialistas o comunistas de los sindicatos, los arbitrajes, etcétera las que salvarán a la humanidad, sino sólo la conciencia espiritual cuando ésta se haga social», Tolstói, santo laico reformista a su manera.
La editorial
Acantilado publica un libro excepcional para filósofos amigos de la música y artistas musicales, así como para personas a las que simplemente les interesa el universo de la música y la reflexión sobre los mundos sonoros:
El instrumento musical, de
Bernard Sève (traducción de
Javier Palacio Tauste). Este libro reflexiona desde una perspectiva filosófica —es decir, desde lo más alto y general, desde un punto de vista universal— sobre la importancia musical, cultural y humana de los instrumentos musicales. A la vez, lo hace también sobre la razón de ser y la ontología de los instrumentos y acerca de sus modos de existencia y su identidad. El autor sostiene que la importancia que ocupan en el campo de la música debe ser también rescatada y restituida en la filosofía de la música. Los instrumentos son vehículos de la música, y asimismo la condicionan a ésta y condicionan también a los artistas: los enamoran o los condenan a crear música de una manera determinada pensando en las posibilidades concretas de cada instrumento del que se sirven o para el que piensan la música; y a menudo es el propio instrumento el que llama a una música determinada o a una innovadora. La abundancia y diversidad de los instrumentos musicales constituirá el punto de partida de este ensayo, y de ello se sigue el resto; en tanto que expresión del imaginario sonoro de las sociedades, los instrumentos musicales conducen a reflexionar sobre una atracción por la música que implica una relación concreta con el mundo y con el tiempo. Música, mundo, tiempo, espacio, creación, vida y muerte están en correlaciones íntimas; el autor de este libro explica su cómo y su porqué.
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