martes, 22 de diciembre de 2015

Los diez mejores libros del 2015 (lista para "Babelia")

Este año de 2015 me he quedado sin participar en los mejores libros del año elegidos por algunos críticos y algunos colaboradores de "Babelia", pero no por ello voy a dejar de publicar la lista que hubiera mandado al suplemento cultural de "El País" de haber podido hacerlo. Como en años anteriores, también durante el presente, que ahora termina, sólo he leído libros que creo que merecen la pena. Sólo son diez títulos los permitidos por "Babelia" en estas votaciones; la lista es muy escasa, por eso añadiré algunos otros que también considero dignos de hallarse en cualquier lista de "mejores". Los títulos que elijo se corresponden con mis afinidades e intereses intelectuales. El orden numérico es sólo un requisito formal, todos los títulos que he elegido merecerían tener los primeros puestos.


1. Baruch Spinoza. Una nueva ética para la liberación humana. Autora: Pilar Benito Olalla. Editorial: Biblioteca Nueva. (También disponible en versión Kindle).
Baruch Spinoza…

2. Libros, secretos. Autor: Jacobo Siruela.

3. Rainer Maria Rilke. Autor: Mauricio Wiesenthal. Editorial: Acantilado.

4. Cuadernos negros. Autor: Martin HeideggerEditorial Trotta.

5. El fin del "Homo sovieticus". Autor: Svetlana Aleksiévich. Editorial: Acantilado.

6. Goethe. La vida como obra de arte. Autor: Rüdiger Safranski (Aquí, en versión Kindle)

7. Diario (1893-1937). Autor: Conde Harry Kessler. Editorial: Librosdevanguardia.

8. La muerte de mi hermano Abel, de Gregor von Rezzori. Editorial: Sexto Piso.   

9. Ser amigo mío es funesto. Correspondencia (1927-1938). Autor: Stefan Zweig y Joseph Roth. Editorial: Acantilado.

10. Movimientos Insomnes. Antología poética 1964-2014. Autor: Clara Janés. Editorial: Galaxia Gutenberg.

Rainer Maria Rilke

Hago mención ahora de otros libros publicados durante 2015 que muy bien podrían aparecer en una lista de favoritos.

-Hermida Editores publicó un libro necesario del pensador ruso Lev Shestov: Apoteosis de lo infundado, acompañado de Diapsálmata, de Sören Kierkegaard.

-Punto de vista Editores publicó el libro de Justo Serna sobre los años del franquismo y la muerte del dictador: Españoles, Franco ha muerto.

-Editorial Tecnos publicó un libro imprescindible para conocer al filósofo José Gaos: Confesiones profesionales. Aforística.
Glenn Gould

-La Editorial Herder ha reeditado el extraordinario libro de James W. Heisig: Filósofos de la nada.

-La editorial Desván de Hanta publicó. Diario íntimo, de Ralph Waldo Emerson.

-Ediciones La Oficina ha publicado el precioso libro con un texto del último Heidegger: Construir, habitar, pensar.

-La madrileña editorial Valdemar publicó una nueva edición de la excelente traducción de José Rafael Hernández Arias de Así habló Zaratustra, de Nietzsche.
Diario (1893-1937)

-Ediciones Península publicó un libro desconocido de Primo Levi y Leonardo De Benedetti: Así fue Auschwitz.


-Interfolio publicó el relato de un combatiente de las Brigadas internacionales en la Guerra Civil Española: El mercenario, de Nick Gillain. Almuzara, la estupenda "novela" de Alejandro Castroguer sobre el gran genio del piano Glenn Gould, titulada simplemente Glenn.  Piel de Zapa recuperó la novela (también musical en argumento y en estilo) de Toni Montesinos: Hildur. 

La impagable y luchadora Fórcola Ediciones publicó Nietzsche y la música, de Blas Matamoro y Recuerdo de don Pío Baroja, de Camilo José Cela. Y la editorial Espasa, una novela inédita de Pío Baroja: Los caprichos de la suerte

La exquisita Atalanta Ediciones publicó un hermoso libro de la pintora
Remedios Varo: Cinco llaves del mundo secreto


La lista de libros que se han publicado durante este año de 2015 (y que me interesan) podría ser interminable. Iré publicando reseñas de algunos más y comentaré brevemente cada uno de los que he seleccionado como los más importantes del año. Entretanto ¡Felices fiestas y feliz año nuevo de 2016!

Plaza Mayor de Salamanca (España), Navidad de 2015.







martes, 24 de noviembre de 2015

Mesa de novedades II

La zona de interés
Sigo con más novedades literarias recientes de mi particular "mesa de novedades". Ahora, la última novela de Martin Amis, dos poemas góticos en una gran edición y un relato de "terror cósmico" que se cuenta entre los imprescindibles del género.


Anagrama publica la última novela del escritor británico Martin Amis en traducción de Jesús Zulaika: La zona de interés (también en catalán: La Zona D'Interes, traducido por Ernest Riera). Empecé a leerla condicionado (y temeroso) porque había leído que este libro trataba del Holocausto en clave de humor; así que pensé encontrarme con un esperpento. No he visto el humor (lo que se dice "humor") por ninguna parte; ¿tal vez se debe a que he leído el libro en la traducción de Zulaika y no en el original inglés? No lo sé. ¿O es que no tiene nada de humorístico? Lo cierto es que de ninguna manera he sentido ganas de reírme al leer esta historia terrible de bajeza y estupidez humana, en la que también hay algunas escenas heroicas protagonizadas por los más débiles, los humillados y ofendidos, e inquebrantables en su orgullo moral.

Es indudable que hay bastante ironía al caracterizar y tratar a los personajes, que son horribles o mediocres en su mayoría; algo de ironía asimismo al dejar tal cual (por parte de Amis y lo mismo hacen los traductores a otros idiomas) muchos términos en alemán, como los concernientes a las partes del cuerpo en pasajes eróticos o los nombres de las complicadas graduaciones del ejército o de las SS.

En ocasiones mientras leía he tenido la impresión de que la novela está entre "El niño con el pijama de rayas", de John Boyne y "Las benévolas" de Jonathan Littell. (En este sentido sí que creía estar ya ante algo conocido y paródico). No se parece a ninguna de ellas en trama, pero sí en la ambientación: nazis, campos de concentración, horror por todas partes. Tiene más afinidad con la de Littell al presentar como protagonistas a nazis que se muestran y actúan abiertamente desde el punto de vista de los asesinos. El comandante del campo (Doll) es un loco rijoso, rechazado en la cama por su mujer, sometida al chantaje de él a cuenta de un antiguo amor comunista al que han torturado hasta la muerte en sucesivos campos de concentración. Ella no sabe que su primer amor ya ha sido asesinado; haciéndola creer que sigue vivo y que será objeto de favores en su cautiverio, la chantajea el grosero marido. Pronto la ficción se estropea y comienza el drama dentro del drama.

Las divagaciones y derivas mentales de este impresentable que es el comandante Doll (un payaso mayúsculo, como la mayor parte de los hombres cobardes y soberbios que tienen poder) son estupendas: parece un burocrático jefe de fábrica enervado y estresado por la escasa producción de sus empleados y por la baja calidad de las "mercancías", sólo que los unos son judíos condenados al exterminio y usados como esclavos, y las otras, personas que llegan en los transportes especiales para ser exterminadas, judíos, gitanos, homosexuales, comunistas. Venidos hasta de París…

La esposa del comandante, a la que sólo poco a poco logramos conceder algo de simpatía (aunque al final se la ha ganado por entero) es una Walkiria rubia y guapa, madre de dos niñas inocentes que sólo quieren jugar con los animalitos de la granja de la que también disfrutan en su cómoda casa particular, situada dentro del perímetro habitable para los alemanes del campo de concentración (este escenario es el que más recuerda a la novela de Boyne). El padre de las niñas está bien establecido en tan idílico destino con su aburguesada familia, en uno de los campos del gran complejo que fue Auschwitz, en las cercanías de Cracovia. Todo sería idílico sin el agobiante trabajo, el mal olor de los crematorios y el desamor y la desafección (que él se merece con creces) de su guapa e inconsciente esposa.

Al mismo tiempo pulula por allí una especie de galán musculoso que es sobrino de Martin Bormann, que se llama Golo; en cuanto ve a la bella señora del comandante se hace ilusiones de enamorarla, lo mismo que si estuvieran ambos en un hermoso balneario de la vieja Europa como los que tan bien ambientó Chéjov en su magnífico relato (en mi opinión, jamás superado por otros de este estilo) "La señora del perrito") o el grandioso Stefan Zweig en algunas de sus geniales invenciones literarias.

martes, 10 de noviembre de 2015

Un libro excepcional sobre Spinoza y su "Ética"

La editorial Biblioteca Nueva ha publicado un estupendo libro sobre Spinoza, su título es "Baruch Spinoza. Una nueva ética para la liberación humana"; su autora es la filósofa y escritora Pilar Benito Olalla, reconocida especialista en la obra del gran filósofo judeo-holandés.

Baruch Spinoza, hacia 1655
Spinoza ha quedado en la historia de la filosofía como el autor de dos obras cumbres: El Tratado teológico-político y su Ética demostrada según el orden geométrico. La primera se convirtió en bandera del liberalismo político y del Estado laico, la segunda es uno de los títulos filosóficos más citados de todos los tiempos, pero acaso también uno de los menos comprendidos en profundidad. La Ética de Spinoza es, a mi entender, uno de los libros más difíciles de catalogar y comprender de cuantos escribieron los filósofos que hoy consideramos clásicos imprescindibles de la filosofía, los más reconocidos y comentados.  La Fenomenología del espíritu, de Hegel, El mundo como voluntad y representación, de Schopenhauer, Así habló Zaratustra, de Nietzsche o el célebre Tractatus, de Wittgenstein (el cual por cierto, debe en cierta medida a la Ética de Spinoza su título completo: Tractatus logico-philosophicus), son obras también muy leídas y citadas, la Ética está en su mismo rango de influencia, en parecida escala de interpretaciones y lecturas diversas y divergentes. He aquí su importancia como obra capital del pensamiento.

Baruch Spinoza
 Este libro de Pilar Benito presenta un estudio muy completo de la Ética que ayuda a comprender un texto tan enigmático. Su núcleo lo constituye el estudio de las pasiones. ¿Cómo debemos comportarnos frente a ellas, tiranas de la razón? Spinoza dedicó los libros tercero y cuarto de su obra capital a estudiarlas, a analizar cómo nos afectan y cómo debemos actuar con respecto a ellas. Pilar Benito descifra los escuetos asertos de Spinoza y sus intrincadas conexiones. Odio, amor, envidia, miedo, cólera, etc. fueron observadas minuciosamente por Spinoza, radiografiadas de tal manera que no podía dejar ni un cabo suelto en su estudio.

Pocas obras habrá en español (creo que ninguna) que estudien la Ética de Spinoza desde el punto de vista de las pasiones con la profundidad de ésta de Benito Olalla. Pero tampoco ninguna que acometa el célebre libro quinto de la Ética con la hondura y la suficiencia con que lo hace esta excelente investigadora y filósofa. Hay variedad de artículos sueltos (en castellano) que tratan de esta materia de manera sesgada ¿qué quiso decir Spinoza con el amor intelectual a Dios? ¿Cómo debe interpretarse? ¿Y qué Dios era este de Spinoza? Benito Olalla estudia estos interrogantes y aporta una interpretación muy solvente y completa; por ello al terminar el libro creemos haber sido introducidos en la resolución de estos enigmas.  Reitero que no contamos en España ni en Latinoamérica con otro libro dedicado a Spinoza de tal envergadura, profundidad y amplitud como el que reseñamos: son 600 páginas en las que no sólo hay investigación filosófica, sino pensamiento y vida.


Vermeer: Vista de Delft, hacia 1658-1760

Pilar Benito Olalla se ocupa en este libro también de la biografía de Spinoza, de quien se sabe poco con absoluta certeza. Repasa las etapas más conocidas de su vida, sabemos que fue excomulgado de la comunidad judía de Ámsterdam por hereje; se dedicó a pulir lentes, un trabajo que lo puso en contacto con la realidad de la vida económica y le hizo mantener los pies en el suelo, aparte de proporcionarle cierto dominio de la ciencia de su tiempo y de la óptica (La autora estudió este aspecto de forma más divulgativa en su artículo: Spinoza, el filósofo pulidor de lentes, en la revista Métode). Spinoza no era el modelo de sabio solitario y excéntrico; era un hombre sociable, tenía muchos amigos de toda condición, desde gentes humildes a personajes poderosos, y hasta el mismo Leibniz mantuvo con él una interesante entrevista, fruto de su curiosidad intelectual. Sin embargo, Spinoza carecía de fortuna, vivía pobremente con dignidad, con escasas posesiones, apenas sus útiles de trabajo y algunos libros. Trató con artistas y pintores, él mismo dibujaba con talento.

Además de la vida de Spinoza, este libro trata de algunos relevantes aspectos de la Holanda de la época de Spinoza. Pilar Benito Olalla analiza aspectos del Barroco perceptibles en la Ética, así como  la maravillosa pintura de Vermeer o Rembrandt.

Por lo demás, "Baruch Spinoza. Una nueva ética para la liberación humana", es un estudio psicológico basado en las sensatas observaciones de Spinoza (no olvidemos que fue un filósofo racionalista); sus argumentaciones psicológicas sorprenden por su profundidad. Spinoza fue un gran lector de los filósofos estoicos, a los que leyó con curiosidad.

La filosofía de Descartes —al que, por cierto, le influyó mucho el gran Michael de Montaigne con sus estupendos Ensayos— también está muy presente en este libro y el diálogo que Spinoza mantuvo con ella, sobre todo, en lo relacionado a las denominadas por el autor del Discurso del método las "pasiones del alma".

El estilo de Pilar Benito Olalla es elegante y nada profesoral, así que no teman los posibles lectores encontrarse con uno de esos tratados plúmbeos y pobremente escritos a los que tan acostumbrados nos tienen algunos docentes universitarios. En cambio, la autora hace gala de conocimientos que van más allá de lo meramente académico: filosofía clásica, psicología, antropología, pero también ciencia, arte o literatura se dan cita en un texto ciertamente denso, pero rico en aportaciones. Considero que este estudio está llamado a permanecer entre la bibliografía esencial de Spinoza, será imprescindible su lectura para entender mejor al filósofo pulidor de lentes, quien dijo que todo lo excelso es difícil; Pilar Benito, con suma excelencia, nos acerca a Spinoza de manera brillante, con profundidad y elegancia.


Los usuarios de ebooks y libros digitales pueden conseguir este título en versión Kindle:
Baruch Spinoza. Una nueva ética para la libertad humana.


Estatua de Spinoza en La Haya
Reseña del libro: Baruch Spinoza. Una ética para la liberación humana en el blog filosófico "El vuelo de la lechuza", de Carlos Javier González Serrano.

viernes, 30 de octubre de 2015

Mesa de novedades I (Kierkegaard, Shestov, Nietzsche, Blas Matamoro, Antonio Priante, Schopenhauer…)

He aquí algunas novedades literarias que me parecen idóneas para disfrutar durante estos días lluviosos de otoño.

Mesa de novedades

Hermida editores sorprende de nuevo con la publicación de dos libros magníficos de filosofía “mundana”, así los denominamos con permiso de Kant y de Javier Gomá.


Nos referimos a Diapsálmata, de Sören Kierkegaard y Apoteósis de lo infundado, de Lev Shestov. Ambos aparecen en muy buenas traducciones, nuevas y realizadas expresamente para estas ediciones. De Diapsálmata contábamos ya en castellano con la traducción más conocida de Demetrio Gutiérrez, que los lectores pueden encontrar en ese estupendo tomo de Gredos incluido en la Biblioteca de Grandes pensadores y también reseñado en otra entrada de este blog. La traducción que presenta ahora Hermida en este bonito libro es asimismo sobresaliente. 

Es, sin duda, un estupendo libro para leer de un tirón, pero tal vez sea todavía mejor hojearlo de cuando en cuando para deleitarnos con el chispazo informal de su contenido, puesto que se trata de un librito de textos sueltos, la mayor parte de ellos breves.
Diapsálmata
Kierkegaard siempre sorprende por su idiosincrasia y su originalidad, por ese romper moldes de sus pensamientos, nada peregrinos y tan hondos como poéticos o desangelados: las reflexiones de un alma en ningún modo tímida ni cándida y los pensamientos de una cabeza que no tenía miedo a la paradoja ni tampoco a esa verdad del cambio perpetuo en nosotros mismos y a nuestro alrededor. Kierkegaard fue un espíritu libre, enemigo de las masas, un solitario y un outsider, de ahí su grandeza. Autor enemistado con los "sistemas filosóficos" (crítico de Hegel, sin ir más lejos), y "periodista" a la par que pensador; nunca fue un farfullador ni un engreído.

Vertió en estos textos breves de su Diapsálmata su enorme ingenio y su tan elogiada ironía, aunque igualmente una gravedad muy suya envuelta de melancolía. ¿Por qué sedujo a tantos lectores, escritores tan geniales como Kafka y pensadores tan raros como Jaspers y Heidegger? La respuesta nos parece clara: el atractivo de su libertad de miras y de su apuesta perpetua por lo enteramente humano; y esto quiere decir, que apostó más que por la razón a ultranza y encorsetadora, por la vida en sí misma, por la existencia y sus contradicciones. Por supuesto que no abominó de la razón (¡qué sería del ser humano sin la pizca que le queda de ella!) pero tampoco de las razones del corazón ni de las pasiones del alma, las cuales él supo comprender en toda su grandeza y patetismo tal y como, por ejemplo, en el siglo XVII lo hiciera otro espíritu rebelde, solitario y en cierto modo afín: Spinoza.

Nietzsche y la música
En realidad, la historia de la filosofía está llena de personajes solitarios y afines entre sí desde Heráclito y Descartes (al que le gustaba "enmascararse") hasta ese original, portento del aforismo, que fue Nicolás Gómez Dávila; y entre ellos, como no, destacó Nietzsche, por supuesto.

La madrileña editorial Fórcola publica un ensayo muy útil y que hacía falta en España, donde no contábamos con un trabajo tan completo (a la par que divulgativo) sobre la pasión de Nietzsche por la música. El autor de El nacimiento de la tragedia fue  también compositor; sus obras, por cierto pueden escucharse actualmente en varias grabaciones: Valerie KinslowErik Oland (piano y voz), o la integral de las obras para piano solo, interpretadas por Michael Krücker, ambas muy notables.

Blas Matamoro, celebrado crítico musical además de escritor y erudito de la cultura, recorre las pasiones musicales de Nietzsche desde su niñez hasta su ultima época en un ensayo poco convencional y de estilo muy libre, como es característica habitual de Matamoro; no es precisamente el estilo de un narrador, sino el de un degustador y disfrutador de la escritura que desgrana la materia conforme le viene en gana, interpolando cantidad de asociaciones; parece estar disertando ante el lector, que al oco queda envuelto en su discurso más visual que narrativo, como decía. La información que aporta este pequeño gran libro (muy bonito con ilustraciones necesarias, fotos de personajes como Wagner, Schumann, Liszt, etc) es muy completa y el lector aprende mucho de esta pasión musical nietzscheana; desde los comienzos, cuando el joven Nietzsche escuchaba con sus amigos Tristán e Isolda, de Richard Wagner, hasta su final, cuando Nietzsche cambió al autor de El anillo del Nibelungo por Bizet y su fogosa Carmen. Nietzsche y Wagner, primero fue amor luego transformado en odio —hasta el completo desprecio e indiferencia—; irreconciliable Nietzsche con Wagner. Por lo demás, Wagner era un manifestador y un ser tiránico, pagado de sí mismo, Nietzsche no lo pudo soportar; lo demás fueron excusas (que si el cristianismo contra el paganismo…), pues lo cierto es que su música, hasta cierto punto, lo ilusionó. Aunque a Nietzsche le gustaba mucho más la música de Franz Liszt. Tan apasionada o más que la de Wagner, tan cromática y vitalista. A Liszt lo imitó en sus propias composiciones de piano.

martes, 27 de octubre de 2015

Cuadernos negros de Heidegger

El filósofo desilusionado


Heidegger en 1933


Aparece en castellano el tomo primero de la serie de los Cuadernos negros  de Heidegger. El suplemento cultural “Babelia”, del diario El País publicó mi reseña de este tomo el sábado 24 de octubre de 2015. He aquí el enlace a esta reseña: “El pensador desilusionado” y abajo el texto original que mandé al diario.




Traducción de Alberto Ciria
Trotta, Madrid, 2015, 420 páginas, 25 euros.



Cuadernos negros I
Los cuatro tomos pertenecientes a la serie de los Cuadernos negros de Martin Heidegger(1889-1976), publicados entre 2013 y 2015 en Alemania, causaron revuelo a escala mundial porque reafirman las ideas de que el célebre filósofo alemán se entusiasmó con el nazismo y manifestó ciertos rasgos antisemitas. En España aparece ahora el primero de estos volúmenes, un dietario filosófico que contiene cientos de pensamientos de diversa extensión escritos entre 1931 y 1938. Aunque buena parte de ellos son de materia filosófica, otros muchos aluden a la circunstancia política alemana: el triunfo del nacionalsocialismo, que Heidegger aclamó; él mismo, en 1933, fue rector de la universidad de Friburgo luciendo bigote hitleriano y esvástica en la solapa; pocos parecían entonces tan nazis.
A tenor del revuelo mediático de estos Cuadernos negros cabría pensarse que en sus páginas se vierten loas a Hitler e insultos a los judíos; en absoluto, las notas del pensador no son tan explícitas, sino más sutiles. En este primer tomo sólo muestra una adhesión inicial a los nazis; después, bastante desprecio por la situación “espiritual” de Alemania. Y no dice una palabra sobre los judíos.
En general, Heidegger aparece en sus notas como un entusiasta de la “Filosofía”, que él veía opuesta a la ciencia (“la ciencia no piensa”, escribió); alguien que entendió el filosofar como un saber de preguntas radicales y osadas más que de respuestas: “Todo preguntar un goce, toda respuesta una merma”, sentenció. Era el gran profesor que deslumbraba a sus alumnos (y alumnas, recordemos a su joven amante Hannah Arendt) con su pregunta esencial: “¿Qué es ser?” o “¿Por qué hay ente y no más bien nada?”; en definitiva, el “mago” que desmontaba palabras cotidianas para decir lo indecible. En efecto, vemos aquí al pensador sui generis, el mismo que, como ser humano, cometió un grave error de bulto con los nazis, puesto que con su llegada creyó ventear un cambio para mejor en Alemania, una verdadera “revolución” del espíritu que jamás acaeció como él esperaba. Creyó que el tirón unificador de Hitler inspiraría a los alemanes para buscar la verdad y el ser, como un “gran principio” saludó la llegada de los nazis; esperaba que la filosofía saldría beneficiada, volvería a dominar sobre la vida comunitaria germana tal como lo hizo en la (idealizada) antigua Grecia; y los filósofos, que suelen ser hombres solitarios (y Heidegger lo era en extremo), saldrían de su aislamiento y, dejando aparte a su “pequeño yo”, marcharían juntos con los demás hombres.

viernes, 16 de octubre de 2015

Goethe, el hombre total


Rüdiger Safranski
Traducción de Raúl Gabás
Tusquets Editores, Barcelona, 2015, 688 páginas, 25 euros.



Este otoño aparecerá una nueva versión en castellano de Las penas del joven Werther (esta vez en la editorial Sexto Piso), novela que narra la historia de un joven que se ha enamorado de una mujer a punto de casarse con otro; ella se casa y siguen siendo amigos, pero él se desespera y se pega un tiro. Hasta ese desenlace fatal, asistimos atónitos a un relato que cautiva por su modernidad. Werther es una obra redonda y fue un éxito de ventas por lo atrevido de sus ideas: amor sin cortapisas, crítica de las convenciones hipócritas, elogio de la vida libre de quien huye de cargos funcionariales y más osadías del joven Werther con su melena al viento en época de pelucas empolvadas.
Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) tomó del natural los elementos de esta historia: le bastó con pintarse a sí mismo como jovenzuelo enamorado de una amada imposible; la idea del suicidio la tomó de fuera, pues aunque él padeció las turbulencias pasionales, prefirió escaparse a otra ciudad para olvidar su despecho y escribir la novela que de la noche a la mañana lo hizo célebre en toda Europa.
Incluso al final de su vida, a Goethe lo conocían como el “autor del Werther”, algo que a él le disgustaba porque, con los años se volvió circunspecto y había escrito mucho más; prefería que lo reconociesen como autor del ciclo novelístico de Wilhelm Meister o de Hermann y Dorotea, un idilio de gran éxito. Aun así, su gran ilusión fue que el mundo de la ciencia lo valorase como científico, algo que nunca logró a pesar de que dedicó años a investigar la luz y los colores (Atalanta publica ahora Capturar la luz, de Arthur Zajonc, con comentarios sobre esta pasión de Goethe), estudió mineralogía, botánica y descubrió el hueso intermaxilar de los vertebrados.
Goethe fue todo un carácter, un acontecimiento único, un hombre total —escribió Nietzsche—. Genio al que Thomas Mann presentó como símbolo de la Alemania humanista opuesta a la que encarnó Hitler.  Con su refinado clasicismo, quiso abarcarlo todo, intelecto y acción: actuó como político y pensador, igual que como poeta y dramaturgo. Sus escritos le parecían lo menos importante de él, vivir es lo que anhelaba. Muchas de sus obras son hoy pasto de germanistas; en cambio, su vida jamás dejará de interesar. Frívolo de joven, activo y serio en su adultez, Goethe amó la vida y sus placeres como un filósofo (Alba Editorial publica estos días El carnaval de Roma, que refleja bien este aspecto).
Mostrar lo interesante —y ejemplar— que hubo en Goethe como autor y persona fue el reto que aceptó el celebrado biógrafo alemán Rüdiger Safranski (1945). ¿Qué podía añadir él tras las biografías firmadas por Robert Boyle (monumental y todavía en marcha) y la clásica del judeoalemán Richard Friedenthal (magnífica)? La suya, sin aportar nada nuevo sobre los hechos vitales de Goethe —archiconocidos—, da una visión fresca del personaje, alejada de prejuicios interpretativos. En España cubre una laguna pues no tenemos biografías de Goethe. Cansinos Asséns escribió una para Aguilar (reeditada por Valdemar y agotada), y tuvimos otra de Emil Ludwig, poco más.
Aunque prolija en el comentario de algunas obras, con menos citas y más narración que en biografías anteriores, esta vez Safranski ha puesto empeño en resaltar el carácter y los avatares del alma de su biografiado. Se esmera en describirnos la intimidad del hombre Goethe con sus ansias de vida, verdad y libertad. Curioso es que tamaña personalidad dijera que nunca había sido “feliz”, y ésta es una paradoja que tratará de explicar Safrasnki. Hombre siempre enamorado —aunque sin ser un Casanova—, a Goethe lo inspiró el amor tanto como el conocimiento.  Amó idealmente a varias mujeres y a muchas menos de manera carnal. Casó con una humilde vendedora de flores, Christiane, a la que llamaba ‘el tesoro’ de su cama. Cuando ella murió, se prendó de una jovencita que lo rechazó como marido, ¡él tenía setenta años! Abatido, en lugar de escribir otro Werther compuso la bellísima “Elegía de Marienbad”, fue su despedida del amor y de una vida plena pero que al final le proporcionó mucha melancolía, ironía y cierto desengaño. 



Ficha de los libros de Alba y Atalanta (mencionados en el texto y publicados recientemente):

Johann Wolfgang Goethe: El carnaval de Roma. Traducción de Juan de Sola, Alba Editorial, Barcelona, 2015, 136 páginas, 17 euros.


Arthur Zajonc: Capturar la luz. Traducción de Francisco López Martín, Ediciones Atalanta, Vilaür (Girona), 390 páginas, 29,50 euros.

Esta misma reseña la publicó "Babelia", el suplemento cultural del diario "El País"

martes, 13 de octubre de 2015

Himmler íntimo

Siguiendo con libros sobre nazis y afines, dejo aquí la reseña que escribí el verano de 2014 sobre la correspondencia de Heinrich Himmler con su esposa, Marga Siegroth. Fue un encargo de "Babelia", pero finalmente no pudieron publicarla por falta de espacio y el libro dejó de ser novedad. 

Himmler íntimo.

Michael Wildt y Katrin Himmler
Traducción de Josefa Cornejo. Taurus, Madrid, 2014, 400 páginas, 21 euros.

Himmler y su esposa
Después de su libro Los hermanos Himmler (Libros del silencio), Katrin Himmler (1967), sobrina nieta del siniestro nazi Heinrich Himmler, continúa desentrañando la biografía de su cruel antepasado. Con el historiador Michael Wildt (1954) presenta ahora la correspondencia del Reichsführer de las SS y su esposa, Marga Siegroth. Estas cartas, aparecidas en Tel Aviv en 1980, se incluyen en este volumen asistidas por acertadas explicaciones de los compiladores; así, a la par que conocemos las trivialidades que intercambiaban los cónyuges también tenemos presente el curso de la tragedia orquestada por los nazis.
Las misivas son de lo más trivial, no contienen ni vivas descripciones ni confesiones íntimas. Heinrich Himmler —“Heini” para Marga—, fue el marido siempre ausente; mientras que ella —la “querida y buena mujercita”— desempeñó el papel de fiel ama de casa pequeñoburguesa, atareada en el hogar y siempre a la espera del guerrero: “Tu lansquenete”, firmaba Himmler. Unas líneas diarias bastaban para asegurarse la mutua entrega en los primeros años de matrimonio; luego, durante la guerra, las breves cartas llegaban en compañía de regalitos para la esposa y la hija de ambos: Gudrum, la “muñequita”.
En los primeros tiempos, Marga solía bromear con su marido tratándolo de “malo” y “malote” porque sus múltiples “responsabilidades” lo alejaban de su lado, ¿sabía ella de sus crímenes? De las cartas no se deduce, pues Himmler no escribía sobre sus acciones. Pero sabemos que Marga, ideal de “aria pura” (rubia y de ojos azules), compartía con su cónyuge un férreo antisemitismo: “¡Cuándo desaparecerá esta escoria judía para que podamos vivir en paz!”, escribe.
Desde que se conocieron en 1927 —él, poderoso jerifalte del floreciente partido nacionalsocialista; ella, divorciada y siete años mayor— quedó muy claro que Himmler consagraría su vida a la altísima misión de liberar Alemania de sus “opresores” y fundar un gran Reich que se extendería por toda la tierra a costa de dominar a las “razas inferiores”. Tan excelsa tarea importaría más que el matrimonio. Marga estuvo de acuerdo en sacrificarse por la causa, a la que se mantuvo fiel incluso tras la muerte de su esposo, quien se suicidó en 1945 al morder una cápsula de cianuro cuando fue detenido.
El lansquenete nazi era lo más opuesto en lo físico al ideal de belleza ario: bajo, esmirriado, de cara insulsa, corte de pelo a la prusiana, bigote chaplinesco y unas gafas metálicas tras las que destellaban unos ojillos marrones desconfiados; pero era listo, inmisericorde y fanático hasta la médula, por eso llegó a tener casi tanto poder como Hitler. Tras alcanzar el más alto rango de las SS, fue el jefe máximo de la siniestra policía política (Gestapo) y el organizador absoluto del exterminio de los judíos. Creó los campos de la muerte y ordenó la aniquilación de cientos de miles de personas; en fin, fue una joya de hombre “cumplidor de su deber”. Así se veía él mismo y así lo veía Marga; ésta sobrevivió a la guerra y nunca renegó de su ideología ni de su esposo.

Lo que espeluzna en estas misivas es saber que un hombre como Himmler, tan corriente en sus expresiones de afecto, era a la vez un monstruo. Un miserable que se creyó ungido por los dioses (germánicos, en este caso) para cumplir sin escrúpulos con una “misión sagrada”. ¡Pobre humanidad cuando es codiciada por tipos así!

lunes, 12 de octubre de 2015

Los filósofos de Hitler o "La Filosofía en brazos del nazismo"


Ahora que vuelve a ser de actualidad el filósofo Martin Heidegger, a causa de la publicación en España del primer tomo de sus Schwarze Hefte (los Cuadernos negros que publicará la Editorial Trotta), quiero recordar aquí un libro que me parece interesante y que pone en su sitio a los profesores alemanes que, como Heidegger, no se inmutaron cuando llegaron los nazis al poder; y por el contrario, hasta obtuvieron prebendas y ventajas. Me refiero a Los filósofos de Hitler, de Yvonne Sherratt.



Traducción de Manuel Garrido y Rodrigo Neira Castaño.
Cátedra, Madrid, 2014, 334 páginas,  20 euros. (Electrónico 16,99 euros).


Los filósofos de Hitler
El título de este libro —Hitler’sPhilosopherspuede prestarse a confusión, puesto que Walter Benjamin, Hannah Arendt, Theodor W. Adorno o el resistente Kurt Huber, filósofos a los que Sherrat dedica páginas brillantes, no fueron “filósofos de Hitler”; al contrario, hay que contarlos entre las víctimas del dictador; además, constituyeron el blanco de la malevolencia de otros filósofos, los de Hitler de verdad. Alfred Rosenberg, su tocayo Bäumler y Ernst Krieck destacan entre los más fanáticos; también Martin Heidegger estuvo entre los que apuntalaron la nueva ideología desde la cátedra, pero no sólo los mencionados, sino un enjambre de profesores de filosofía alemanes, secuaces de Hitler a su modo.
Yvonne Sherrat, docente en Oxford en la actualidad, repasa en la primera parte del volumen las biografías de los “intelectuales” de Hitler, todos del gremio filosófico a excepción del zorruno Carl Schmitt, el famoso jurista que supo otorgar carta de ley a las locuras de Hitler contra los judíos. Constata así que profesar la filosofía ni garantiza ser buena persona ni predispone a la defensa de lo mejor; los filósofos alemanes, salvo honrosas excepciones, aclamaron a Hitler, expulsaron a los judíos de las universidades y las transformaron en escuelas paramilitares.

sábado, 30 de mayo de 2015

Feria del libro de Madrid de 2015, algunas recomendaciones


 You Tube, Safranski y Goethe (4 vídeos)
Editorial Tusquets ha publicado recientemente en castellano (traducción de Raúl Gabás) una nueva biografía firmada por Rüdiger Safranski. Esta vez, el más célebre de los biografos alemanes actuales se atreve con la vida de Johann Wolfgang Goethe. Seis años ha estado enfrascado en el estudio de la vida y la obra del inmenso Goethe. El resutado es notable, tal vez no sobresaliente dada la dificultad de decir algo nuevo sobre el autor del que más se habrá escrito en Alemania, por no hablar además de la inmensa producción de los germanistas foráneos. Goethe dejó innumerables tetimonios de su vida y un biógrafo que quisiera tenerlos en cuenta de manera exhaustiva les consagraría décadas de trabajo. Así parece sucederle al gran estudioso inglés Nicholas Boyle, cuya gran biografía de Goethe está sin terminar dado el extraordinario detalle con el que retrata al personaje —hasta hoy han aparecido dos magníficos volúmenes de los tres planeados—. 

Una biografía excelente de Goethe y muy leída en Alemania por su asequibilidad es la que firmó el gran erudito alemán y judío Richard Friedenthal  (editor asimismo de obras postumas de Stefan Zweig) en 1963. Hoy continúa vendiendose por miles cada año (véase la edición en bolsillo de la editorial Piper) y es con ella con la que tendrá que competir la nueva obra de Safranski en los países de habla alemana. En España no competirá con ninguna, pues aquí no contamos con biografías de Goethe,

La editorial Valdemar publicó en 1999 un libro que hoy es una rareza bibliográfica: "Goethe, una biografía", del infatigable Rafael Cansinos Assens.

Goethe: Una biografía
El escritor y traductor sevillano la concibió como introducción a su traducción de las "Obras completas de Goethe" para la editorial Aguilar. Ocupa trescientas páginas y repasa con solvencia los avatares y la vida de Goethe. En 1999, con ocasión del 250 aniversario del nacimiento de Goethe, el administrador de este blog tuvo la idea de publicarla como libro independiente. Un problema de derechos con los herederos de Cansinos Assens impide que este libro vuelva a ser publicado. Un apena.

Ahora es la biografía de Goethe de Rüdiger Safranski la única con la que contamos en español.

Safranski ha querido partir de su propia lectura de las obras y los testimonios biográficos del autor alemán para escribir la biografía; decidió prescindir de interpretaciones y enfrentarse cara a cara con el carácter de su biografiado. En este sentido, Safranski ha mejorado en poder psicológico e interpretativo con respecto al libro en el que trató juntos a Goethe y Schiller, publicado también por Tusquets; los caracteres de ambos amigos no se dibujaban con tanta precisión (dejo aquí el enlace a mi reseña en "Babelia" de este libro). Esta vez, en lugar de torturar al lector con citas encadenadas, Safranski es más narrador que re-citador, si bien hay algunos pasajes de la obra que resultan algo pesados (demasiado espacio dedicado a algunas obras).

Goethe, Safranski
Goethe aparece bien definido como el hombre que es capaz de dar forma a su vida, y forma "artística". Goethe, un self-made man, podríamos decir hoy, aunque él no nació pobre —como suele ser el caso de estos hombres hechos a sí mismos—, y desde la infancia supo que estaba dotado de talento artístico. Espontáneo y genial en la juventud, con el tiempo fue aposentándose, madurando y adquiriendo un carácter. Supo hacer lo que le gustaba y sacarle partido a sus aficiones. Se negó a ocuparse de aquello que no le interesaba para su crecimiento personal, con lo que ganó en efectividad y en tranquilidad de ánimo. Atacado a menudo por un vacío y un tedio vital, fue capaz de superarlo con la acción: mantenerse activo fue su máxima, mantenerse fecundo y con el espíritu ágil; así lo hizo hasta su productiva vejez.

Suele ocurrir en algunas biografías que el autor se centre minuciosamente en la narración y el significado de acontecimientos de la juventud del biografiado y pase rápidamente por los avatares de la vejez. Esto le ocurrió a Safranski con su biografía de Nietzsche y algo parecido sucede en esta de Goethe. Lo vemos joven y en plena edad madura durante gran parte del libro y durante menos espacio en sus últimos años, también muy interesantes, tratados con Safranski con menos paciencia. Suponemos que como la vida de Goethe fue tan intensa (sobre todo desde el punto de vista intelectual) y está tan bien documentada, Safranski ha tenido que seleccionar. Ha dejado episodios en el tintero o ha tratado otros de manera superficial, por ejemplo: ¿qué clase de amor es el que ató a Goethe durante tantos años a la señora Von Stein? El biógrafo no narra cómo y por qué el poeta recién llegado a Weimar se enamoró  de ella. Y lo mismo sucede con algunos episodios más sobre los que no aporta nada nuevo.

Ya dije que Safranski dedica muchas páginas a contar el argumento de algunas obras que hoy son pasto de filólogos, en realidad, podría haberlo hecho de manera más breve. A la biografía le sobran páginas de este estilo y le faltan otras de mayor profundizad psicológica.

Aún así, los lectores de esta biografía —sobre todo los que conozcan ppc de él— se llevarán una idea muy cabal de cómo era Goethe y de cómo era su mundo, y eso es importante. Después ya tendrán tiempo de seguir indagando por su cuenta y si quieren leer las obras, conocer la vida de su creador es el mejor trampolín. A los estudiosos de Goethe o a cuantos lo conozcan por otras vías la nueva obra de Safranski les refrescará la memoria sin aportarles ninguna novedad.

Arthur Zajong
Recomiendo asimismo un libro que aparece estos días bajo el sello de la exquisita editorial Atalanta y que trata de uno de los temas favoritos de Goethe: la teoría de la luz. El gran alemán cayó fascinado durante varios años por los experimentos sobre la formación de los colores.  Arthur Zajong presenta un inteligentísimo (y ameno) repaso por la historia de los fascinados  por la luz, su mitología, los experimentos, las teorías, etc. Ese "fenómeno originario" según Goethe, fue para el autor de Fausto el símbolo de la lucha del bien con el mal, las tinieblas. Lucha eterna que acontece en la Naturaleza entera tanto como en el interior de cada uno de nosotros. A Schopenhauer también le interesó mucho la teoría de la luz. Mantuvo con Goethe una interesante correspondencia sobre este asunto, recogida en el volumen titulado Epistolario de Weimar, de la editorial Valdemar.



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