Reseña publicada en el suplemento cultural "Babelia", del diario "El País" el 12 de octubre de 2019
Filósofo de la inquietud
Edición y prólogo de Gonzalo Torné
Introducción de Alejandro Roque Hermida
Benjamin Fondane |
Con 25 años Fondane se instaló en París, se casó con la francesa Geneviève Tissier y, en 1938, obtuvo la nacionalidad gala. Aunque empezó a escribir en rumano desde muy joven bajo el pseudónimo de B. Fundoianu, más tarde escribió siempre en francés. Trató con dadaístas, surrealistas y artistas de todo género (Man Ray lo inmortalizó en un célebre retrato dadá). Fundó una compañía de teatro y estuvo al frente de una revista literaria. Fue traductor, crítico de cine y hasta dirigió una película surrealista («Tararira») durante una breve estancia en Argentina.
Interesado en la filosofía, sin ser un académico, ganó fama como polemista. Su encuentro con el filósofo ruso Lev Shestov (Atenas y Jerusalén, Apoteósis de lo infundado) fue decisivo. A raíz de conocerlo se convirtió en su discípulo más acérrimo. En Shestov, vio Fondane la encarnación del existencialismo más puro, de esa «tradición oculta de la filosofía», como la denomina el excelente traductor Gonzalo Torné en su esclarecedor prólogo, a la que sólo han pertenecido los «raros» del pensamiento.